sábado, 27 de diciembre de 2008

¿Holocausto u Holocuento?


Nota de Xentor: El siguiente artículo, de autor anónimo, fue publicado en una Website hoy hackeada e inexistente. Lo publicamos aquí, con leves modificaciones, por tratarse de una buena introducción al tema. Al final, dejamos unos links para quienes deseen profundizar aún más.

No nos mueve ningún tipo de odio contra el Pueblo Judío en general, sino únicamente el Amor por la Verdad. Es más: DESTACAMOS y APLAUDIMOS el hecho de que cada vez más hermanos judíos están rebelándose contra el Sionismo y cuestionando sus dogmas, incluyendo el del Holocausto.

En este mundo donde reina la Mentira, los Judíos Antisionistas constituyen una esperanza para el mundo. LA VERDAD NO TEME A LA INVESTIGACIÓN.




¿QUÉ ES EL REVISIONISMO HISTÓRICO?

¿MURIERON REALMENTE SEIS MILLONES?... Esta es la pregunta más fácil pero más peligrosa de contestar en el mundo de hoy, pues se refiere, lógicamente, a la archipublicitada matanza de judíos durante la Segunda Guerra Mundial en Cámaras de Gases y Hornos Crematorios. Atreverse a denunciar esta mentira monstruosa significa perder su trabajo y hasta sus títulos a prestigiosos catedráticos de diversas nacionalidades, su acceso a publicaciones y editoriales para historiadores honestos, y hasta la salud o la VIDA a ellos y otros REVISIONISTAS.

Pedro Varela, de España, debe enfrentar una posible condena de 23 años por «participación en genocidio» por el hecho de haber negado el Holocausto. En Austria existen prestigiosos autores presos por negar el Holocausto y la Fundación Simón Wiesenthal ha buscado por varias maneras el hacer que en los países de Sudamérica se levanten leyes contra los negadores de esta farsa, especialmente en Chile, insistiendo a través de las organizaciones judías (ya que Chile es casi el último país en donde el Revisionismo no está proscrito por ley). Ya lo consiguieron en parte en Argentina. No obstante, su arma más efectiva en los medios de comunicación y en las conciencias de la muchedumbre es el desprestigio de todos los autores suscritos a la causa del Revisionismo Histórico.

Los Revisionistas, en general, han sido acusados de ser «neo-nazis» y pseudosabios buscando esconder la masacre de los millones de judíos muertos. A pesar de que trabajan desde el final de la guerra, se dice por lo general que habrían aparecido sólo en estos «últimos años» pretendiendo despertar un movimiento de simpatía por el Nazismo y que sus crímenes sean olvidados. Salvo quizás los estudiosos franceses que fueron acusados de «anarquistas antisemitas», todos los revisionistas contemporáneos han sido tildados como «neo-nazis», a pesar de que algunos de ellos son socialistas o simplemente pro-palestinos, o bien no tienen filiación alguna más que con la Verdad.

Todas las injurias son descaradas mentiras, pues entre los Revisionistas figuran incluso AUTORES JUDÍOS (que citaremos más adelante) que no creyeron en el Holocausto que predican los Sionistas. Sin ir más lejos, uno de los primeros Revisionistas fue el profesor francés Paul Rassinier, un prestigioso intelectual socialista detenido en el Campo de Buchenwald entre 1943 y 1945 (donde se pretende que habrían tenido lugar algunos de los más grandes horrores, como las «lámparas de piel humana» y otros), y allí nunca vio las ejecuciones ni los gaseamientos que se suponen allí ocurridos, por lo que decidió contradecir la farsa de los «seis millones» poco después de haber terminado la guerra, desarrollando una gran investigación, y a pesar de haber sido condecorado con la Medalla de la Resistencia. Sus investigaciones han servido de base a posteriores trabajos de revisión.

La verdad es que no hay tantos y tan prestigiosos Nazis entre el Revisionismo como lo señalan los Holocaustófilos. Sin embargo, si el Sionismo teme el trabajo de los Revisionistas, POR ALGO SERÁ.

Otra arma de desprestigio que usa el Sionismo, es hacer creer (especialmente a través del cine) que los Revisionistas intentan comprobar que los muertos del Holocausto serían «sólo» tres millones y no seis, como si el debate fuera sólo un asunto cuantitativo. La verdad es que los Revisionistas HAN DEMOSTRADO QUE LA TOTALIDAD DE LOS 6 MILLONES DE JUDÍOS ASESINADOS EN UNA SUPUESTA «POLÍTICA DE EXTERMINIO» ES UNA FARSA, NI UNO MAS, NI UNO MENOS.

Para proteger la sagrada mentira de los seis millones, se han utilizado maniobras que parecen casi de ciencia ficción, especialmente para ahogar cualquier intento serio de demostrar su falsedad. Así, cuando en 1995 la revista japonesa de economía y negocios «Marcopolo» publicó un inocente comentario señalando que «cada vez eran menos las razones para creer que en la Alemania Nazi habría tenido lugar un Holocausto» de judíos y gitanos, el todopoderoso Sionismo Mundial movió sus hilos y consiguió que tanto la revista como el peridista respectivo fueran sancionados sin ajuste a ninguna legislación existente, y que la «Marcopolo» no pueda hacer POR EL RESTO DE SU EXISTENCIA, cualquier otra referencia sobre el Holocausto.

Se acusa a otros Revisionistas, como al inglés David Irving, de ser un simpatizante del Nazismo, poco objetivo, o directamente un «Neo-Nazi», lo que también es falso. Irving defendía la idea del Holocausto hasta mediados de los años '80, creyendo que era cierto y cayendo en el dogma de todos los historiadores como él. Sin embargo, como no existe ningún documento o participación oficial de Hitler que compruebe históricamente el Holocausto, Irving, sin poder renunciar al dogma, suponía que el Führer nunca supo de los gaseamientos en masa de los campos y que éste exterminio era llevado en secreto por nazis de menor jerarquía. Sólo a partir de los espectaculares descubrimientos de los Revisionistas de esa década —entre ellos el Informe Leuchter, del que hablaremos— los hechos convencieron a Irving de la inexistencia del Holocausto y desde entonces se ha sumado por completo a la causa de la Revisión Histórica. Un durísimo golpe al Sionismo y los Holocaustófilos, que no le perdonan y que ha castigado recientemente, con una condena en su contra por una corte inglesa por «apoyar un genocidio» y «negar el Holocausto».

En esta sección expondremos sólo algunos de los principales argumentos del Revisionismo para desmentir esta monumental mentira de los millones de muertos, que han sido la excusa con la cual se detiene cualquier análisis serio y objetivo del Nazismo Alemán y de la Segunda Guerra. Todo empieza y termina en el tema de los 6.000.000 y cualquier otra visión del Fenómeno Nazi, por parcial que sea, será confrontada con esa muralla insalvable llamada Holocausto... Pero sus bases son de barro.

Incluso, existen autores judíos que han tenido la valentía de negar aquello que predica el Sionismo Mundial sobre las supuestas Cámaras de Gases: ellos son J.G. Burg («Schuld und Schicksal», editado en Munchen, 1960) y el doctor Benedikt Kautzky («Teufel u. Verdammmte», editado en Suiza, 1945). Esto desmiente a los defensores del Holocausto que aseguran que todos los Revisionistas son «Neo-Nazis» intentado encubrir el supuesto genocidio con acciones que llaman «negacionistas». Judíos como Noam Chomsky y David Cole, incrédulos del Holocuento, han sido catalogados por su propia gente como «ignorantes», «débiles mentales», «incultos», «anafabetos» y hasta supuestos «hijos adoptivos» de importantes Revisionistas en impresionantes campañas difamatorias.

Durante las últimas décadas, los Revisionistas —que tímidamente empezaran con unos pocos autores— han acumulado una increíble y cada vez mayor cantidad de argumentos científicos en contra del mito exterminacionista, lo que ha hecho que importantes autores se retracten. Algunos historiadores de prestigio se han convertido al Revisionismo a pesar de ser constantemente menospreciados. También han logrado reclutar simpatizantes de distintas áreas profesionales, desde cada una de las cuales hacen su aporte al derrumbe del Mito Holocáustico: ingenieros, periodistas, jueces, técnicos y analistas de literatura, cuya formación científica, a diferencia de los historiadores, les exige trabajar sobre datos concretos y hechos verificables, y no meras especulaciones. Su logro más grande sea quizás el haber conseguido que declaraciones de importantes «testigos de los crímenes nazis» sean judicialmente objetadas, así como proveerse de sus propios testigos de los Campos de Concentración y de algunos honestos autores judíos apoyando la causa Revisionista. Los Exterminacionistas ven así, con espanto, como se les ha venido encima esta avalancha, cuyo primer éxito ha sido poner en discusión pública un tema que llegó a ser considerado «indiscutible» entre los axiomáticos del Holocuento.

Ante este descalabro del mito, el Sionismo actúa con sus tradicionales recursos de la fuerza y la tergiversación intentando detener los descubrimientos y las investigaciones. Pero la ola de revelaciones no ha podido ser detenida y hoy miles y miles de personas se han acercado a la causa... Veremos por qué.


EL INFORME LEUCHTER

Uno de estos valientes Revisionistas, que enfrentó al inmenso Poder Sionista Internacional, ha sido el controvertido ciudadano canadiense Ernst Zündel, muy querido por algunos círculos de su país por su prestigio y por su simpática personalidad, quien fuera sometido a varios procesos criminales en Canadá, siendo asesorado y defendido por otros Revisionistas quienes lograron contratar al máximo experto mundial en Cámaras de Gas: el ingeniero yankee Fred A. Leuchter Jr.

Todo empezó en la ciudad de Toronto, cuando la señora Sabrina Citron, representante del «Holocaust Remembrance Association», acusó ante la justicia al Revisionista Zündel, por «difundir falsedades sobre el genocidio» y mentir sobre las muertes de esos millones de judíos, gaseados por los locos Nazis. Por primera vez en un proceso como éste se pudo presentar como defensa todas las pruebas que se quiso y contrainterrogar a testigos.

La defensa de Zündel, segura de lo afirmado por su cliente, tuvo una idea realmente genial y extraordinaria: contratar como perito a los máximos especialistas de USA en Cámaras de Gas para ejecuciones. Se trataba de la firma de ingeniería FRED A. LEUCHTER ASSOCIATES (Ing. 108 Bunker Hill Street, Boston MA. 02192, USA.), procurando además todas las medidas de seguridad y objetividad de parte de los investigadores, para evitar suspicacias respecto de sus conclusiones y respecto de la necesidad de la defensa de contratarlo para que realizara el trabajo, para que así no se prestara a creer que habría algún «compromiso» que afectara la verdad a la hora de entregar los resultados. Fred A. Leuchter Jr. es quien dirige esta empresa de Massachussetts, que construye y mantiene las Cámaras de Gas en las penitenciarías de EE.UU. y algunas de Canadá. Él, además, es probablemente el experto máximo que hay en el mundo sobre Cámaras de Gases y manipulación técnica de gases venenosos para ejecuciones, dados sus años de experiencia y desarrollo técnico. Ni en el menos objetivo de los razonamientos hubiese podido tildarse a este honorable ciudadano de «Neo-Nazi», ni siquiera de «pro-Revisionista», pues era absolutamente imparcial ante el tema hasta aquel entonces.

Así, Mr. Leuchter viajó a Polonia con un equipo de especialistas y visitó los llamados «Campos de Exterminio» de Auschwitz, Birkenau y Madjanek, en los que habrían sido gaseados 4 millones, 1 millón y 200.000 judíos respectivamente, según Simon Wiesenthal, cifras aceptadas como «reales» por los historiadores. Allí, levantó planos de terreno midiéndolos personalmente y tomó muestras del piso, paredes y techo de las supuestas Cámaras de Gas y Hornos Crematorios, así como de una SALA DE DESINFECCIÓN. Su investigación en terreno fue desarrollada durante cerca de una semana y con las más absoluta objetividad y metodología científica, propia de su formación práctica en asuntos de ingeniería, sin ser cuestionada en su momento ni siquiera por la parte querellante, quien más bien reclamaba acaloradamente en su contra por el hecho de que se estuviera poniendo a prueba un «hecho indiscutible». La metodología aplicada fue presentada en forma oportuna y descrita detalladamente en sus reportes.

Finalmente, llegó el día definitivo para esta «apuesta»...

Analizadas todas las muestras por el laboratorio independiente ALPHA ANALYTICAL LABS de Ashland, Mass., bajo minuciosa metodología y fuera de cualquier compromiso con alguna de las partes en juicio. Se les entregó sin señalar ni el propósito ni el objetivo de las muestras, fingiendo incluso que serían parte de una «investigación policíaca», para no influir en los resultados. Su veredicto fue aplastante: más de 20 de las muestras indicaron CERO DEPÓSITO DE CIANURO, y de las pocas que sí mostraban depósitos la más alta fue de 7,90 mg. Esta concentración máxima de apenas 7,9 debe contrastarse con la muestra de la sala de desinfección que arrojó... ¡¡¡1.050,0 mg.!!!

Esto demostró científicamente que el fatídico ZYKLON-B, nombre comercial del gas de cianuro hidrogenado o ácido cianhídrico «HCN» (suministrado por la difamada fábrica DEGESCH) se usó exclusivamente PARA FUMIGAR Y DESINFECTAR.

En otra parte, el Informe explica por qué este gas NO ES INDICADO PARA EJECUCIONES HUMANAS, ni siquiera individuales. Y si se detectaron pequeñísimas cantidades en un tercio de las pretendidas «Cámaras de Gas», es porque algunas fueron desinfectadas con HCN.

El HCN ya había sido utilizado con este propósito durante la Primera Guerra Mundial, en Europa y en Estados Unidos. E incluso, mucho antes en Isla Ellis de New York por el Servicio de Inmigración. Las Salas de Desinfección en las que se usa deben tener una temperatura mínima de 25,7° C y buena circulación de aire caliente seco.

Las llamadas «Cámaras de Gas» eran, en realidad duchas, e incluso tenían canales de desagüe en el piso que llegaban al alcantarillado exterior (en otros casos, las pretendidas Cámaras de Gas corresponden también a las dependencias necrológicas, existentes en todas las grandes cárceles del mundo). Esto se verifica además en el registro de las llaves de las puertas de Auschwitz, todas ellas etiquetadas con el nombre de las salas que abrían y en las que las llaves de las supuestas Cámaras de Gas aparecen con nombres de otras dependencias normales.

Leuchter aclara que por la absolutamente imposible aglomeración en el interior de estas supuestas Cámaras, de 800 personas en 25 metros cuadrados según los documentos de Juicio de Nüremberg (¡OJO! son 28 personas en UN METRO CUADRADO!), el aire no circularía; más aún, para calentarlo lo suficiente como para hacer efectivo el HCN, serían necesarios quemadores con seguro riesgo de explosión.

Leuchter declaró por ello improbable que el HCN haya sido utilizado en las Cámaras, pues en estado natural y a temperatura ambiente, es de consistencia líquida. Los Exterminacionistas le han dado como bombo en fiesta a esto, argumentando que es un error y que el HCN era suministrado con presión de vapor (aunque no se ponen de acuerdo cómo y por dónde) a la Sala de Ejecución, procedimiento que lo hace tremendamente tóxico y volátil. Tienen razón, pero olvidan que otro de sus argumentos contra el informe Leuchter es que los «operarios de las Cámaras» se valían de mascarillas especiales para eludir el peligro de los gases a la hora de retirar los cadáveres de los gaseados las CIENTOS DE VECES cada día. Ambas excusas son, juntas, un zapato chino, incompatibles, pues el HCN altamente volatilizado se torna más peligroso aún, al punto de que no existe medida de seguridad relacionada con simples mascarillas antigás que pudiera evitar el contacto con un gas en un estado tan letal, impregnándolo todo, incluso las ropas y el pelo. Hubiesen sido necesarios trajes herméticos de aislación total para el cuerpo y estos jamás han sido encontrados en ningún Campo de Concentración. También resulta imposible que, trabajando con HCN volatilizado a presión de vapor, no haya habido con frecuencia una explosión, accidente grave o emergencia siquiera, dadas las condiciones de seguridad posibles en esa época... Y no existe ni un sólo registro o relato de los «testigos» del Holocausto que hable de algún accidente así.

Esta explicación del suministro de gas por presión de vapor fue presentada sólo después de los resultados del Informe, pues hasta entonces la idea más generalizada entre los Exterminacionistas era la de que el HCN era suministrado en pastillas sólidas, depositadas en una solución que lo volatilizaba dentro de la Cámara.

Aunque es soluble al agua y altamente inflamable, el HCN tiene la característica de impregnar los sólidos y manifestarse en forma de grandes manchas azuladas que permanecen por más de un siglo. Tales manchas NO APARECEN en las «Cámaras de Gas» ni en los Hornos Crematorios y en estos era inevitable que alguna parte del HCN de los millones de cuerpos incinerados —según la Historia Oficial— se depositara en las paredes. Los Exterminacionistas han explicado en años posteriores esa falta de las manchas azules de cianuro por las más raras formas y alternativas, principalmente porque las Cámaras habrían estado expuestas al aire libre y la lluvia, la humedad y el tiempo transcurrido literalmente las habrían «lavado», lo que es ridículo, pues el cianuro es sumamente impregnante, y permace por años sin poder ser removido, especialmente si se emplea con la regularidad que se ha descrito. Esto último es bien sabido por los médicos forences, pues se han resuelto varias veces algunos crímenes en los que el cuerpo de la víctima, al ser exhumado, presenta rastros de cianuro luego de 50, 100 ó más años. Las paredes de las pretendidas «Cámaras de Gas» analizadas tampoco tenían ninguna clase de covertura impermeble o de aislamiento de superficie, de modo que el cianuro debería permanecer hasta nuestros días peligrosamente acumulado en los muros si toda esta mentira hubiera ocurrido.

Si agregamos que para fumigar con HCN es necesario airear una sala un mínimo de 48 horas, esto sería imposible si fueran ciertas las cifras entregadas descaradamente por los «expertos del genocidio». Además, Leuchter comprobó que las condiciones de aislamiento ambiental de las Cámaras eran absolutamente incompatibles con el supuesto de que se usaban para gaseamientos, pues el vapor tóxico hubiera escurrido causado estragos, matando a todos los presentes, operarios y presos por igual. Las puertas son simples portones metálicos con vulgares bisagras como las de cualquier puerta de un dormitorio o baño, es decir, SIN LA MAS MÍNINA AISLACIÓN CONTRA LOS GASES VENENOSOS, lo que hace por sí sola imposible la idea de que esas salas eran empleadas como Cámaras de Gases sin que en cada turno muriera intoxicado, además, todo el personal que trabajaba en las ejecuciones. Se decía que, por una pequeña mirilla ubicada en el centro de cada una de estas puertas metálicas, los operadores miraban al interior de la recién ocupada Cámara para ver si quedaba alguien vivo antes de entrar a retirar los cuerpos... ¡Hoy sabemos que hubiese bastado esa pequeña mirada al interior para intoxicar instantáneamente al imprudente observador!

Otro error del Informe fue que, al no comprometer a la empresa de los análisis con el objetivo de las muestras, ALPHA ANALYTICAL LABS pulverizó todas las mismas para su examen. Lo correcto hubiese sido raspar el lado externo de las muestras de los muros porque, precisamente allí debería estar impregnado en cianuro. Esto ha dado una torre de especulaciones nerviosas de los Exterminacionistas a los supuestos «errores» en los resultados, intentando invalidar el Informe. Es cierto que el procedimiento de ALPHA ANALYTICAL LABS no fue el más preciso para la detección de los residuos, pero ello no explica que la mayoría de las muestras más controvertidas hayan registrado CERO cantidad de cianuro. Cero es siempre cero.

Actualmente, las Cámaras de Gas para ejecuciones son de acero soldado o de plástico PVC, con puertas herméticas e impermeables. No tienen «mirillas» para obervar al ejecutado, sino gruesas ventanas irrompibles a prueba de cualquier filtración. Las instalaciones eléctricas son a prueba de explosiones y deben operar con una presión negativa para evitar filtraciones el exterior. Y por supuesto, no se usa el «Zyklon-B» sino que se deja caer una pastilla de cianuro de sodio en una solución de ácido sulfúrico al 18%. Contienen, además, numerosos dispositivos de seguridad para la eliminación del gas luego de la ejecución y para proteger a las personas que deben entrar en la Cámara en ese momento; incluso se debe ser lavar con amoníaco el cuerpo del ajusticiado.

Los Hornos Crematorios analizados tampoco cumplen con los mínimos requerimientos para incinerar siquiera una ínfima parte de las cifras que entrega la propaganda. El Informe analiza uno por uno los Hornos y da las cantidades máximas de incineraciones físicas posibles, aclarando que corresponderían a un uso de 24 Horas durante todos los días que estuvieron en funcionamiento. O sea, sin mantención alguna, sin posibilidad de enfriarse ni de retirar las cenizas... ¡durante años!

Leuchter llegó así a la siguiente y lapidaria conclusión final:
«Después de la revisión de todo el material y de la inspección de todos los lugares correspondientes a Auschwitz-Birkenau y Majdanek, encuentra el autor que las pruebas son abrumadoras: no hubo cámaras de gas para la ejecución en ninguno de esos lugares correspondientes.

»Es la mejor opinión como ingeniero del autor, que las pretendidas cámaras de gas en los lugares inspeccionados puedan haber sido entonces y puedan ser hoy, tomadas seriamente en consideración para tal función.

»Terminado en el quinto día del mes de abril de 1988 en Malden, Massachusetts. Fred Leuchter Associates.

»Firmado F. A. Leuchter, Jr.
»1.er. Ingeniero»
...Con esta conclusión, todos los «Exterminacionistas» y fanáticos del «Holocausto» pueden ser tildados de mentirosos.

¿Por qué no lee «El Informe Leuchter», de 29 páginas? Después, saque sus conclusiones.


LA EVIDENCIA ESTADÍSTICA

Fue tal el shock causado por el Informe Leuchter entre los «Holocaustófilos», que demoraron cerca de una década en reaccionar organizadamente a los hechos y poder usar sus armas tradicionales: la desinformación y el desprestigio de sus rivales. Así, en los últimos años emprendieron una tremenda ofensiva contra el señor Leuchter (ahora convertido al Revisionismo) y a su trabajo, enviando al mismo lugar de investigación a cientos de sus representantes para rebuscar «pruebas» que refutaran el Informe. Para ello, prácticamente, nacieron organizaciones pro-judías o algunas ramas de la Fundación Wiesenthal.

Otros, valiéndose de elementos más sucios han dado muerte incluso a algunos Revisionistas o los han atacado con esa intención. A Pedro Varela, de España, le fue destruida su Librería Europa (exactamente por los días en que le rayaban en su casa la frase «CALLA O TE CALLAMOS» y en que enfrentaría un juicio por «apoyar un genocidio») y parte del material impreso que en ella había. El Profesor Faurisson ha sido atacado por desconocidos en al menos ocho oportunidades, terminando hospitalizado. Zündell, en tanto, ha recibido bombazos y hasta cartas bomba. La primera víctima del Holocuento ya ha sido cobrada: el Profesor Duprat, asesinado en un atentado por los Holocaustófilos.

En torno a Fred Leuchter se ha tejido una siniestra acción de boicoteo de su trabajo y de su prestigio. Una estrategia de los Exterminacionistas es el exaltar algunos de los errores de apreciación que cometió el señor Leuchter en sus trabajos de investigación, a pesar de todas las medidas de seguridad y objetividad que procuró. Estos errores son absolutamente secundarios y NO ALTERAN, para nada, el resultado de las conclusiones generales del Informe; incluso, fueron corregidos por los propios Revisionistas antes de ser descubiertos por sus adversarios Holocaustófilos, como en el llamado «Informe Rudolf», ya que no es raro que existan algunos tropiezos en la primera vez en 50 años que alguien intenta comprobar seriamente las fantasías literarias del Holocausto. Rudolf también ha terminado siendo perseguido en su integridad física por los «defensores de la verdad».



Sin embargo, treinta años antes que Fred A. Leuchter, el Profesor Einar Aberg había publicado un secillo pero lapidario cálculo estadístico, en el que los pretendidos 6.000.000 de judíos no aparecían (o mejor dicho no «desaparecían») por ninguna parte. Dicho documento fue publicado en 1959 en Norniken, Suecia, y decía lo siguiente:
«En 1938 habían en el mundo 15.688.259 judíos, según el "World Almanac" de 1947. Esta cifra fue proporcionada a dicho Almanaque por la "American Jewish Commitee" y por la "Jewish Statistical of the Synagogues of America".

»En 1948 existían en el mundo entre 15.600.000 y 18.700.000 judíos, según un artículo aparecido en el "New York Times", del 22 de febrero de 1948, escrito por Mr. Hanson W. Baldwin, reconocido experto y de probaba imparcialidad en cuestiones demográficas, personalidad que, ni aun haciendo alarde de la mayor fantasía, puede ser tildada de antisemita. Su jefe, Arthur Sultzberger, propietario del "New York Times", y judío él mismo, es reconocido como amigo incondicional de Gran Bretaña.

»Tomando, pues, por cierta la evaluación más alta de Mr. Baldwin, o sea 18.700.000 de judíos, resultaría que entre los diez años que mediaron entre 1938 y 1948 —período que incluye los años de la guerra de 1939 a 1945—, durante los cuales se pretende que Hitler habría hecho matar a seis millones de judíos, la población judía del mundo habría aumentado en más de 3 millones. Sí, a los efectos de la comprobación, supusiéramos que Hitler efectivamente hizo matar a 6.000.000 de judíos, nos encontraríamos con que el incremento de la cifra demográfica es realmente de 9.000.000. Es decir, un aumento de 3.000.000, más otros 6.000.000 de nacimientos, para suplir los 6.000.000 de judíos pretendidamente gasificados bajo el régimen hitleriano.

»Teniendo en cuenta que actualmente existen en el mundo tan sólo 18.000.000 de judíos, supone ello un aumento de 9.000.000 de judíos durante los diez años que van de 1938 a 1948, o sea, un incremento total (en sólo diez años) del 50%, cosa imposible, incluso para una raza sexualmente tan desenfrenada como la judía. Aún cuando todo judío, físicamente apto, se hubiese dedicado exclusivamente, día tras día, durante las 24 horas, en los años de 1939 a 1949 a la procreación, con cada una de las mujeres de su raza, en plena pubertad, el que pudiesen haber llegado a engendrar en diez años 9.000.000 de judíos, estaría absolutamente en pugna con las leyes de la eugenética».
Vale precisar que, promediando las cifras extremas de judíos existentes en el mundo en 1948, según Mr. Baldwin, obtenemos por resultado 17.150.000 judíos. Vemos que la estadística poblacional no sólo aumentó normalmente con relación a los 15.688.259 de 1938 (en diez años) sino que registró un incremento en el ritmo de nacimientos judíos en años anteriores, de modo que los pretendidos 6 millones no aparecen por ninguna parte.

Y aún tomado la menor de las cifras de Balwin, que coincide con la de 1938, es decir, cerca de exageradamente pocos 15.600.000 judíos en el mundo, pretender que de esa cantidad de judíos vivos pudieron producirse 6.000.000 de nacimientos en diez años (y exactamente en los tormentosos años de la guerra, en ghettos y en albergues de refugiados, y durante sus penosas migraciones al recién fundado Estado de Israel), para suplir los otros 6.000.000 de muertos y dejar la cuenta saldada en cero, es realmente imposible y fuera de toda lógica de ciencias poblacionales y etnográficas.


CAMPOS DE TRABAJO, NO DE «EXTERMINIO»

Las Cámaras de Gases y Hornos Crematorios sólo fueron denunciados en aquellos Campos del Trabajo Remunerado, conocidos como «Campos de Concentración» y hasta «Campos de Exterminio», ubicados dentro del territorio alemán y europeo que cayó en poder soviético y a los cuales no tuvieron acceso los periodistas internacionales ni la Cruz Roja, paso libre que sí tuvieron al resto de dichos Campos sin que se detectaran esas u otras atrocidades. Allí permanecieron, tentando la pluma de muchos historiadores fascinados con el halo de misterio y enigma que producía la presencia de esos Campos al otro lado de la Cortina de Hierro, en extraños países llenos de intrigas y secretos...

La Cruz Roja tuvo durante toda la guerra acceso total a todos los Campos sin que jamás fueran denunciadas las famosas Cámaras y Hornos. Más aún, terminada la guerra, la Cruz Roja (que incluso controlaba la correcta alimentación de los internos) informó oficialmente que los judíos muertos entre 1939 y 1945 fueron unos 300.000. MUERTOS, NO ASESINADOS, por lo que nos extraña la increíble cantidad de «sobrevivientes» que incluso hoy en día siguen rapiñando indemnizaciones, inicialmente solicitadas al gobierno de la República Federal. Lo que más sorprende es que no las pedían a la desaparecida República Alemana Oriental de los comunistas...

Prácticamente no hay judío anciano que no haya sido «sobreviviente» de un Campo; prácticamente no hay judío joven que no haya tenido un pariente en uno de estos Campos y prácticamente no hay judío que no haya llegado él o sus ancestros a un país cualquiera «huyendo del Holocausto», como si la repartición de la diáspora judía en el mundo hubiese sido un fenómeno reciente. A pesar de esto, hay abiertos desafíos a quien pueda comprobar que efectivamente fueron ejecutados judíos en cualquiera de los Campos de Concentración durante el Régimen Nazi alemán:
  • La Federación de Ex-Combatientes de Alemania ofrece DM 10.000.
  • El historiador inglés David Irving, 1.000 libras esterlinas.
  • La Revisao Editora de Brasil 6.000.000 de cruceiros.
  • El Instituto de Revisión Histórica de EE.UU, que ofrece US$ 50.000.
  • Muchos las han pretendido, pero aún siguen disponibles. NADIE PUDO COMPROBARLO JAMÁS. Increíblemente, el Instituto de Revisión Histórica Estadounidense, fue demandado por un «sobreviviente» por US$ 17.000.000, alegando que la oferta antes señalada «le ha hecho perder el sueño» y que la misma sería un intento de manipulación de la verdad.

    Ya vimos que las investigaciones de los Revisionistas les han valido ser perseguidos y difamados por los «Exterminacionistas», incluso con la evidencia de los resultados del Informe Leuchter, hecho a partir de un juicio muy espectacular que terminó a fines de los años '80 en un proceso sensacional e histórico, cubierto por todos los medios de información canadienses y en el que se demostró jurídica y legalmente la imposibilidad del Holocuento, como hemos descrito más arriba.

    Pero la verdad es que la falsedad del Holocuento se puede comprobar sólo con los datos estadísticos que circulan por todo el mundo, muy parecidos a los realizados por Einar Aberg, bastando para ello sencillas operaciones matemáticas que parece que nadie quiere hacer. Así, según la «Chambers Encyclopediae» había un total aproximado de 6.500.000 judíos en Europa antes de la Segunda Guerra. Si la historia de los «6.000.000» fuera verdad, esto significa que casi todos habrían sido «exterminados» (aunque algunos hablan de «siete u ocho millones de muertos»).

    En Suiza, la «Baseler Machrichten» estableció, basándose en datos estadísticos, que entre 1933 y 1945 emigraron cerca de 1.500.000 judíos a Gran Bretaña, Suiza, España, Portugal, Australia, China, India, Palestina, Estados Unidos. Esto es confirmado por el periodista judío Bruno Blaut, que cita la misma cifra en el diario judío de New York «Auf Bau» el 13/08/48. De estos, unos 400.000 salieron de Alemania antes de Septiembre de 1939. El Instituto de Emigración Judía de Praga concretó a partir de Marzo del 39 la emigración de 260.000 judíos residentes en la ex-Checoslovaquia. Después de Septiembre de 1939 quedaba un total de 360.000 judíos en Alemania antes de la guerra. El número de judíos provenientes de otros países europeos (Francia, Holanda, Italia, Europa Oriental, etc.) es de unos 120.000. Este éxodo de judíos antes y durante la guerra rebaja alrededor de 5.000.000 el número de judíos en Europa. Recuérdese además, que deben agregarse los emigrantes que se refugiaron en la URSS, que más tarde son evacuados.

    En la revista «Colliers», del 9 de Junio de 1945, Frelling Foster habla de los judíos de la URSS y explica que para escapar de los Nazis, 2.200.000 se refugiaron en la URSS a partir de 1939. Con esta emigración a la URSS se redujo a 3.500.000 el número de judíos que se encontraba en los países ocupados por Alemania. Más de la mitad de los judíos que emigraron a la Unión Soviética en 1939 venían de Polonia. Se afirma a menudo que 3 millones de judíos cayeron bajo el control alemán cuando se invadió Polonia y que casi en su totalidad fue exterminada (se habla incluso de 6 millones ¡sólo en Polonia!), pero eso es falso: el censo de 1931 de la población polaca indica en forma oficial e indiscutible que la presencia de sólo 2.732.600 judíos en Polonia (Reitingler «Die Endlosung», pág. N° 36). Éste afirma que había al menos 1.170.000 judíos polacos en la zona ocupada por los rusos, de los cuales un millón —por lo menos— fueron evacuados a los Urales y Siberia meridional, por la invasión alemana de Junio de 1941.

    La naturaleza de los Campos de Trabajo del Tercer Reich, recordados como «Campos de Exterminio», queda de manifiesto en las entradas de cada uno de ellos. El de Mauthausen, por ejemplo, luce en su entrada principal la frase «EL TRABAJO DA LIBERTAD», el de Auschwitz dice «EL TRABAJO ES PROGRESO» y el de Treblinka se presenta con el título: «CAMPO DE TRABAJO DE TREBLINKA». Algo muy distinto de los verdaderos Campos de Exterminio, usados por los Sionistas a lo largo de toda su historia: contra los colonos holandeses de Sudáfrica durante la Guerra de los Boers, contra los croatas en Servia y contra los palestinos en el Medio Oriente.

    Los historiadores caen además en absurdas contradicciones cuando aseguran que los judíos prisioneros eran alimentados de un modo terriblemente deficiente, mientras se les hacía trabajar como esclavos cargando pesadas rocas o atos de madera, acto que es médicamente imposible de ejecutar en condiciones de ayuno constante, como se asegura que eran mantenidos. Por otro lado, se dice siempre que en los Campos de Concentración los Crematorios funcionaban día y noche, lo que queda como una evidente mentira al observar todas las fotos que tomó la inteligencia aliada de los campos durante la guerra, y en las cuales NO SE VE NINGUNA CHIMENEA EMITIENDO HUMO desde su boca, imágenes que frecuentemente acompañan los mismos textos de historia que fomentan el mito de los Crematorios.


    AFIRMACIONES RIDÍCULAS Y BIZARRAS...

    Una gran cantidad de las afirmaciones de los Holocaustófilos sobre los «horrores» que habrían tenido lugar en los «Campos de la Muerte», resultan desde el principio tan descabelladas y absurdas que no puede evitarse emitir una pequeña sonrisa al leerlas, ya que la incredulidad fluye por sí sola.

    La existencia de miles de afirmaciones ridículas sobre las supuestas atrocidades del Holocuento se explica por el hecho de que cada «historiador» dice y escribe lo que quiera (al menos hasta antes de que el Revisionismo cobrara la fuerza de hoy), como quien arroja una piedra a un túmulo para formar entre todos una montaña, muchas veces elaborando tremendos tratados en base a las fantásticas declaraciones de «testigos» que, en realidad, nunca estuvieron en los Campos y no tienen ni la cultura ni el criterio para medir la lógica de sus aseveraciones. Es producto, además, del entusiasmo por escribir el mayor número de atrocidades holocáusticas posibles, sin reparar en medir lo razonable o creíble que pueda ser cada una de ellas. Los argumentos que se han usado para comprobar el Holocuento son los mismos que se han presentado para comprobar la existencia de OVNIs o del Monstruo del Lago Ness, o sea fotografías y testimonios, pudiendo ver el lector la diferencia de criterios que se ha tenido para aceptar un tema como «verdadero» y negar otros por «fantásticos». Casualmente, entre los Holocaustófilos también abundan los testimonios comprobadamente falsos y las fotografías trucadas tan comunes en esos temas «fantásticos».

    A continuación, exponemos algunas (y sólo algunas, por razones de espacio) de las más estúpidas y ridículas afirmaciones «históricas» que se han hecho sobre el Mito del Holocausto y la colección de crueldades y salvajismos que habría tenido lugar:

    Salados hasta morir: La supuesta declaración de Diekls sostiene que los SA encargados de los primeros Campos se «divertían» por las tardes de verano dándole a beber «salmuera y jugo de bacalao» a los presos, para luego ponerlos al sol del patio en donde perecían por deshidratación. Cuando recordó que en el invierno no había sol, Diekls denunció nuevas reglas para el juego: ahora, lo hacían colocándoles un «cigarrillo encendido en la boca», por el lado de las brasas contra la lengua, y se les obligaba a tragarlo de un par de mascadas.

    Fenómenos sísmicos por tanta muerte: Elie Wiesel, uno de los más «autorizados» historiadores del Holocausto, Premio Nobel y presidente de la comisión de los Estados Unidos que investigó las atrocidades por orden de Jimmy Carter, escribió en 1982 que en algunos Campos era tal la cantidad de muertos en el día que caían en un mismo lugar, que «durante meses y meses» después de una ejecución, el suelo «no dejaba de temblar» y que, a veces, «géisers de sangre brotaban del piso».

    Primero quemados, luego gaseados: También vienen del «sobreviviente» Elie Wiesel otras afirmaciones extrañas. Hasta 1959 sostuvo como «testigo» que los judíos eran asesinados ARROJÁNDOLOS AL FUEGO, y de ahí se bautizó al supuesto genocidio como «Holocausto», en referencia a la quema ritual. Pero sorpresivamente, apareció después afirmando que los judíos habían sido asesinados «en Cámaras de Gases», mito sostenido hasta hoy y que él nunca antes había citado.

    Primero electrocutados, luego gaseados (versión rusa): Tal como en el caso de Eli Wiesel, los rusos tampoco mencionaron «gaseamientos» como la forma de exterminio usada por los alemanes. Los primeros informes de 1945 de las tropas rusas, antes de ponenerse de acuerdo todos los aliados en difundir la mentira de las ejecuciones por medio de Cámaras de Gas, reportaron tener pruebas de que en el Campo de Padua a los internos se les ejecutaba «con descargas mortales de electricidad», a veces incluso dentro de una picina con agua electrificada... Porque claro, ¿qué iban a hacer picinas instaladas en los Campos de Concentración si no eran para matar a los presos en vez de tenerlas para sus actividades recreativas?

    Primero electrocutados y luego gaseados (versión exportada a América): Los norteamericanos también cayeron en la fantasía del Holocuento de que los judíos eran electrocutados en masa en Auschwitz, antes de sustituir el mito por el de las Cámaras de Gas. Periódicos americanos tomaron las citas de un «testigo soviético liberado de Auschwitz», en Febrero de 1945, según el cual se empleaba «una banda transportadora eléctrica en que se podía electrocutar simultáneamente a cientos de personas y de ahí conducirlas a los Hornos Crematorios. Eran quemadas casi al instante, produciendo un fertilizante para los campos cercanos».

    El Dr. «Frankenmengelestein»: Una serie de revistuchas, como la Enciclopedia Popular Magazine, han afirmado que Josef Mengele hacía atroces experimentos con los niños que llegaban a los Campos, y que, en una oportunidad «trató de crear siameses cosiendo juntos a gemelos normales». Y por si esto fuera poco, agrega seguidamente: «Otro testigo contó que intentaba cambiarle el color de los ojos a los prisioneros con inyecciones que los cegaban o mataban».

    Cacería de presos en Dachau: Uno de los «sobrevivientes» que declararon sobre Dachau (campo en el que hasta Wiesenthal reconoció que no hubo muertos, antes de arrepentirse) en los juicios y las investigaciones, y cuyo testimonio ha sido creído por muchos historiadores a pesar de que nunca hubo otra declaración que lo corroborara, afirmó que en el Campo había una línea divisoria trazada en el suelo y que ningún interno podía pasarla. Algunos guardias allí «jugaban a la caza», lanzando sus gorros al otro lado del límite y exigiendo a algún preso que fuera a buscárselo, para dispararle en la distancia tan pronto como atravezara la línea prohibida.

    La Máquina del Tiempo: Rudolf Höss, primer comandante del Campo de Trabajo de Auschwitz, fue torturado y obligado a declarar en Nüremberg una serie de incongruencias usadas en los juicios, como el haber visitado el Campo de Treblinka en Junio de 1941 (Treblinka fue inaugurado en Julio de 1942, o sea UN AÑO DESPUES), que en Auschwitz se calcinaban completamente (incluyendo los huesos) tres cadáveres por crematorio cada 20 minutos y que, apenas terminaban de ser ejecutados los prisioneros de las Cámaras de Gas, los funcionarios del Campo solían «entrar fumando» a retirar los cadáveres (a pesar de que el HCN es tremendamente explosivo y de que se afirme que «entraban con máscaras antigás»).

    El Rifle Mágico de Goeth: El cineasta Steven Spielberg, basándose en los «testimonios de los sobrevivientes», postula en su película «La Lista de Schindler» que en el Campo de Plawzog, cada mañana, el Comandante Ammon Goeth se lenvantaba con un rifle de alta precisión y se divertía disparándole a la cabeza de los presos en la distancia que andaban por los patios, cual moderno francotirador loco. Lo curioso es que Goeth simpre andaba armado, PERO CON UNA ESCOPETA, como lo demuestran todas las fotos que de él existieron, con la que es imposible realizar sus tiros de precisión y distancia expuestos en la película. Además, los Revisionistas han demostrado que el balcón de Goeth estaba bajo el nivel del terreno del campo de los patios, de modo que desde allí no podría haber tenido a su alcance a los presos.

    Las Sardinas de Revensbruck: Un «testigo» de Ravensbruck, también tomado en cuenta por innumerables historiadores, declaró que los recién llegados al Campo eran encerrados en piezas tan estrechas y en tal cantidad que, por lo apretados que quedaban, los que se desmayaban o morían asfixiados «seguían de pie, mantenidos verticalmente entre sus compañeros».

    Más Sardinas: Otro «sobreviviente» de Mauthausen dejó en actas que en los blocks del Campo eran metidos «225 presos en una pieza de 10 por 14 metros».

    Continúan las Sardinas: El famoso «Informe Gerstein» dice, para Nüremberg, que un número de «750 a 800 personas de pie eran apiladas sobre unos 25 metros cuadrados y dentro de 45 metros cúbicos de espacio». En otro lado asegura que la cantidad de muertos de los Campos de Belzec y Treblinka sumaría ENTRE 20 Y 25 MILLONES DE EJECUTADOS.

    Protocolos de Bienvenida: Un individuo identificado como el «Preso N° 62204 de Mauthausen», declaró en las investigaciones que al llegar al campo, los gendarmes metían a los presos a golpes de garrote y mordidas de los perros a «una ducha hirviendo», luego «una ducha de agua helada», luego metidos «cinco horas en un sauna», luego encerrados en una «pieza fría» y bajo «un chorro brutal de agua helada». Agrega a la patética descripción que, de este modo, «algunos recién llegados morían en la desinfección».

    Desnutridos, pero del Planeta Kripton: La Colección Laser de la Segunda Guerra (1974), en su capítulo «Los Campos de Exterminio», señala lo siguiente, a propósito de la vida en los Campos: «Para subir de carrera el comando de Ebensee [un Campo], es necesario remontar 150 escalones. Cada hombre lleva una piedra de 20 KILOS en el hombro. A la pasada, un SS, por jugar, lanza un cachiporrazo sobre uno de los que suben. El desgraciado titubea, y cae precipitadamente hacia el fondo con el estrépito de su piedra y de su cuerpo, que rodan juntos. Muere todo quebrado».

    Asesinatos Caníbales: El Profesor Richet escribió con recogimiento y horror que, siendo tanta el hambre a la que eran sometidos los internos por los SS de Ravensbruck, que en una oportunidad algunos de ellos «mataron a cuatro de sus camaradas» para robarles sus tarjetas para recibir pan. En otros casos se dice que algunos detenidos «robaban trozos de carne humana y los asaban», llegando a comerse a un hombre entero en un día.

    Error de Sumatoria: Según la película «Nuit et Brouillard» del director de cine francés Alain Resnais, filmada en 1955 y basada en «testimonios reales y declaraciones verídicas», los prisioneros que perdieron la vida en Auschwitz sumaban la aterradora cifra de 9 MILLONES DE EJECUTADOS.

    El Grifo Milagroso de Birkenau: Según el Doctor Desiré Hofner, en Birkenau había exactamente una y sólo una llave de agua para proveer del líquido vital a «los 13.000 prisioneros que habían en este campo en julio de 1942».

    Jugando con balancines de muertos: David Russet testimonió que, en el Campo de Dora, eran colgados del cuello los presos, para luego ser agitados como muñecos por los oficiales de la Gestapo, quienes obligaban además al resto de los reclusos a pasar entre los cuerpos balanceándose, como medida de escarmiento, todos los días.

    Aprendiendo Cirujía Escolar: En las «confesiones» de Braumkötter sobre el Campo de Sachsenhausen, en 1947, se le obligó a declarar por tortura y fuerza (hoy lo sabemos) afirmaciones tan descabelladas como la siguiente: «Se practicaban cortes en los muslos de los presos designados y los cortes se rellenaban con viejos trapos y paja sucia. Todo esto traía como consecuencia la prevista septicemia, de la cual morían gran parte de los individuos inoculados».

    La cruel compasión de Gray: El estafador y falsificador de arte Martin Gray, al que muchos historiadores le han dado tribuna, aseguró que en Treblinka se le destinó a la tarea de sacar a los muertos de las Cámaras de Gas recién usadas. Con un tono de congoja, señala que si en el proceso encontraba algún niño o bebé todavía vivo, lo estrangulaba con sus propias manos, por razones humanitarias, «para que no sufriera». Hoy se sabe que Gray jamás estuvo en Treblinka.

    Las Lámparas de Piel Humana: La declaración de uno de los «sobrevivientes» de Buchenwald, expuesta en Nüremberg durante el juicio contra Ilse Koch, esposa del Comandante del Campo, dice lo siguiente: «Todos los prisioneros que tenían tatuajes recibieron la orden de presentarse en el dispensario... Después que fueron examinados, los que llevaban tatuajes más interesantes y más artísticos fueron muertos por medio de inyecciones. Sus cuerpos fueron en seguida enviados al servicio patológico donde los pedazos de piel tatuados fueron extraídos y remitidos a la mujer de Koch, quien hizo fabricar con esta materia prima algunas pantallas y otros objetos de ornamentación».

    500 hombres a la tina helada: En el libro «Los Campos de Concentración», se expone el testimonio del «sobreviviente» Martin Winterberger, según el cual 32 presos murieron en Diciembre de 1941 a causa de un paquete de tabaco que alguien robó a un guardia. Según su declaración, fueron obligados a desvestirse 500 sospechosos del robo, a 8° bajo cero de temperatura ambiente, empezando algunos a morir de frío hasta el mediodía. Como nadie admitió ser responsable, y al ver que algunos transpiraban por la fiebre, uno de los guardias gritó: «¡Estos tienen calor, y bien... Se les va a refrescar!». Acto seguido, LOS 500 HOMBRES fueron metidos en «bañeras llenas de agua helada», donde se desvanecían o simplemente se ahogaban.

    ¡¡¡Un Vaporizador de Hombres en Autschwitz!!!: Este relato debe estar entre los primeros lugares de idotez y ridiculez... En el Tribunal de Nüremberg, el fiscal mayor de los Estados Unidos, señor Robert Jackson, seguramente desesperado por agregarle más muertos imaginarios a las listas, aseguró que los guardias de Auschwitz contaban con un moderno «invento» con el que «vaporizaron» a 20.000 judíos prisioneros, según sus palabras, «en una forma tal que no quedaba ningún rastro de ellos».

    Cianuro inteligente que elige a su víctima: El «sobreviviente» polaco Oscar Bergen declara que, luego de ser ubicado en Treblinka, se le encargó bajar los muertos gaseados en los vagones de los trenes (muertos allí para ahorrar tiempo) que eran conducidos así directamente desde los ghettos hasta el crematorio. Bergen dice que los cadáveres acababan de ser ejecutados, y los sacaba cuando todavía tenía olor al cianuro, sin que él resultara intoxicado jamás.

    La Última Cena: En 1953 se «encontró» por casualidad y enterrado un supuesto manuscrito anónimo de un detenido de Auschwitz, dentro del mismo campo, en el que se lee que a los presos que eran conducidos a las Cámaras de Gas se les ofrecía un «último favor», y ellos sólo solicitaban deseperados «un pedazo de pan».

    Hitler fue un «Hombre Lobo»: El «prestigioso» antropólogo inglés Robert Eisler, escribió en 1951, en «Man into Wolf», que a Hitler le encantaba pasear entre los cadáveres de los Campos de Batalla y de los Centros de Exterminio, agregando que esto se debe a un sadismo derivado de una licantropía severa, pues ERA UN HOMBRE LOBO. De ahí su decisión de matar judíos en masa (como corderos). Eisler señala como prueba de su teoría que, en una oportunidad, encontraron a Hitler en cuatro pies mordiendo una alfombra en su despacho.

    Peleando por Aire: El Doctor Nyiszli, supuesto médico legista húngaro, describió las ejecuciones de gas agregando detalles patéticos como que «al abrir las puertas de las cámaras, los cadáveres no estaban diseminados por todas partes, sino que apilados hasta el techo de la pieza». Y luego agrega explicando el fenómeno: «Es que el gas subía desde las capas inferiores hasta arriba, obligando a los desgraciados a pisotearse y encaramarse unos sobre otros». Hoy se sabe que este tal Nyszli jamás existió, siendo un invento de los periodistas judíos franceses, entusiasmados con sumarse a la ola de escritores de horror holocáustico.

    Antes de pasar al siguiente ítem —que es mucho más serio—, dejamos aquí unos videos más que nos muestran, en tono jocoso, más mentiras absurdas sobre el Holocuento:






    LA VERDADERA RAZÓN DEL HOLOCUENTO

    Curioso resulta ser que muchos autores Revisionistas se avocan tanto en defender su trabajo de revelación de la verdad que olvidan, en alguna medida, explicar las razones de haber levantado esta monstruosa maraña. Nosotros trataremos de dar un paso adelante al respecto...

    La cantidad de beneficios que ha obtenido el Sionismo Internacional con el asunto del Holocuento (llamado entre ellos como «Shoá») es tan grande y descarada, que bien podría creerse que, de haber sido cierta la farsa de los seis millones, ha sido una verdadera fortuna para el mundo sionista el que tantos judíos hayan sido sacrificados. Alemania ha debido pagar al Sionismo indemnizaciones de los más diversos tipos, derivadas de sus «culpas por los crímenes» por los pobrecitos judíos de la Segunda Guerra: 6 millones de libras esterlinas que se utilizaron en la fundación del Estado de Israel, hasta entonces inexistente como tal.

    Desde ese momento, se ha continuado con esta exigencia de sumas escandalosamente altas a Alemania, más otras realmente ridículas, como el «reembolso de desertores», que se deben pagar a quienes escaparon de los campos de batalla de la Segunda Guerra, situación por la cual la Ley Marcial ejecuta de inmediato a cualquier desertor en el resto del mundo, y especialmente en Israel. Otras sumas son abusos descarados: la obligación de pensionar gratuitamente a cientos de miles de inmigrantes que llegan año a año hasta Alemania.

    Para el año 2030, Alemania deberá completar un pago a Israel con la increíble suma de... ¡20 BILLONES DE MARCOS!, por este tipo de compensaciones y reparaciones «morales».

    Sin embargo, Israel ve con espanto cómo se van acabando las vigencias de los distintos pagos que debe hacerle Alemania a su falso Estado, mientras la economía de este último no ha logrado independizarse, pues uno de los fraudes más grandes de la historia contemporánea es el supuesto éxito de la economía israelí, con sus mentadas colonias de trabajo; en realidad han sido el más rotundo fracaso.

    La economía de Israel ha sido planteada como un éxito y un ejemplo para el mundo. Todo esto es falso, y el Sionismo Internacional lo sabe de sobra. La base de la sustentación nacional de Israel es la cantidad degenerada de pagos e indemnizaciones que debe hacerle Alemania desde el final de la Segunda Guerra y luego del sacrificio ritual de los Jerarcas Nazis en el circo de Nüremberg. Las compensaciones morales por los supuestos muertos se cobran todas en dinero, a pesar de la evidencia que existe en contra de esa supuesta cantidad de muertos. Las fotografías de los pobres moribundos en los campos de trabajo remunerado, conocidos para la posteridad como «Campos de Exterminio», son la prueba de los bombardeos aliados sobre las carreteras y las líneas férreas en su intento de aislar a Polonia y algunas provincias alemanas de las fuerzas del Reich, cortando con ello los suministros de alimentos y medicinas. Así como lucían los judíos de los Campos de Concentración, se veían todos los demás habitantes de esa región y hasta los propios encargados de los Campos, pero fotografías de ellos no existen. Bajo el criterio de credulidad absoluta mostrado por los jueces de Nuremberg, hubiese bastado con una pequeña cantidad de las fotos que ya existen para convencerlos de la existencia del Monstruo del lago Ness o de los Platillos Voladores.

    Gracias a los dineros rapiñados como indemnizaciones y compensaciones es que Israel ha podido ser fundada y mantenida. Sus experimentos, como los famosos y tan bien vistos «Kibutz», han sido un gastadero de dinero que ya no puede ser sustentado por el Estado, obligando a muchas de esas curiosas comunidades a adoptar perfil de cooperativa empresarial, lo que está mucho más acorde a la personalidad especulativa y a su economía mundialista.

    Siendo así la situación, no es raro que el Sionismo vea con horror como gran parte de los pagos de indemnizaciones por el inexistente Holocausto comienzan a terminar, y como cae con ello su más glorioso logro, como fue inventar un país en los mapas del Medio Oriente.

    Se les hace urgente hacer la propaganda holocáustica más y más repetitiva, especialmente a las nuevas generaciones, para así crear los sentimientos de culpa colectivos, principalmente dirigidos al pueblo europeo, para sacar de ellos el dinero necesario para las próximas décadas: demandas contra las compañías automovilísticas, contra los bancos suizos, y contra todo aquello de lo que se pueda sacar dinero. Demandan a la industria automovilística europea por haber trabajado con «judíos esclavos» durante la guerra, como la General Motors, cosa improbable técnicamente. La misma calumnia cayó sobre la Ford, una compañía particulamente odiada por los Sionistas, desde que las ideas de su fundador Henry Ford, quedaron plasmadas en su libro «El Judío Internacional». También fue incluída en el juego la BMW y la Volkswagen, despreciada por el Sionismo por la creación del «Auto del Pueblo» del ingeniero Porsche, adepto del Führer. Demandaron a la Lufthansa con estas mismas injurias, así como al Dresdner Bank, el Commerzbank y el Deutsche Bank. La idea es sacar dinero de cuanta fuente se pueda, valiéndose del fraude del Holocuento, seis millones de mentiras creativamente alimentadas por esa morbosidad sionista que expresa su profunda crueldad y odio por la vida ajena.

    Se valen de la propaganda para mantener vivo el tema del Holocuento. El famoso «Diario de Ana Frank», que se obliga a leer a casi todos los niños del mundo, está dentro de esta propaganda. Se sabe de su falsedad por análisis hechos en laboratorios de Francia y de Suecia, especialmente en lo referido al método de escritura, incompatible con los tipos de lápices y plumas de la época, y aún así sigue siendo tomado por auténtico. La niña que lo escribió, llamada Anne, en realidad falleció de tifus, y no ejecutada como se da a entender. Antiguas ediciones en español de este libro traían este comentario sobre las verdaderas razones de su desceso, pero fue suprimido posteriormente. Además, ya se vió lo ridículo de este fraude cuando el escritor judío Meyer Levin demandó al padre de Anne, el señor Otto Frank, por los derechos de «dramatización» del libro.

    Junto a este libraco, están las películas que van desde «Holocausto» hasta «La Lista de Schindler», todas ellas fantasías narrativas sin argumento histórico ni documental, al punto de que la propia viuda de Oscar Schindler reclamó por la falsedad de la película sobre este empresario alemán medio judío, a poco de estrenarse el filme de Spielberg. Sin embargo, parte del público las recibe bien y las cree, tomándolas como argumentos documentales. Es la forma en que el judío presenta estas historietas al resto de los hombres... Es el argumento que usó también para reclamar los 1.200 millones de dólares que debía pagarle la banca suiza a un grupo de timadores judíos en el bullado caso del «Oro Nazi» de 1998 y las posteriores compensaciones austríacas reclamadas en el 2000 por «residencias robadas a los judíos» durante la guerra.

    Sólo como ejemplo, veamos una de las tantas noticias al respecto. Nótese las cantidades mencionadas:
    «Sabado, 15 de Agosto de 1998
    »La banca suiza compensará a las víctimas del nazismo con 1.250 millones de dólares:

    »EXPANSIÓN. Madrid. Más de medio siglo después del final de la Segunda Guerra Mundial y tras casi dos años de pleitos, UBS y Credit Suisse, los grandes bancos suizos que bloquearon las cuentas abiertas por las víctimas del Holocausto nazi, han acordado compensar a sus herededos con 1.250 millones de dólares, alrededor de 187.000 millones de pesetas. Los bancos suizos y los familiares de las víctimas del Holocausto comienzan a ver el final del túnel. En la madrugada del miércoles, y tras meses de infructuosas negociaciones, UBS y Credit Suisse alcanzaron en Nueva York un acuerdo con los abogados de los demandantes. Los dos mayores bancos helvéticos pagarán 1.250 millones de dólares a los familiares de las víctimas del nazismo por las llamadas cuentas dormidas. Se trata de cuentas bancarias abiertas antes o durante la Alemania nazi, pero cuyos fondos nunca fueron reembolsados por sus propietarios o herederos tras el final de la II Guerra Mundial. Algunos casos fue por desconocimiento y otros, por ciertos obstáculos, como es el de algunos familiares que no han podido recuperar los ahorros de sus progenitores, fallecidos en los campos de concentración, porque las entidades exigían un certificado de defunción. Los bancos han reconocido errores en la gestión de estos fondos, pero niegan haber actuado deliberadamente».
    Y si la desinformación sobre el llamado Holocausto persiste y se acrecienta por estos últimos años, se debe exclusivamente a la necesidad de los Sionistas de captar nuevos dineros explotando el asunto y manteniéndolo vigente en la sociedad, a pesar de cuán aburrido tiene al tema a un gran sector de la sociedad que no asiste a estas películas, no lee esos libros y hasta hace mofa de esa supuesta tragedia, al hacerse cada vez menos creíble, producto de esa misma repetición hipnótica. Sólo en Estados Unidos las organizaciones sionistas habían gastado, hasta Octubre de 1999, cerca de 250.000 dólares en avisos publicitarios a página completa, donde eran difamados los nombres de empresas como la Ford, Siemens, Bayer, Mercedes-Benz y varias compañías más por el mito de que «trabajaron con esclavos judíos». Para evitar conflictos, 16 de estas compañías ofrecieron pagarles la suma de 3.300 MILLONES DE DÓLARES EN COMPENSACIONES, de los que más de 2.000 iban a ser aportados (¡era que no!) por el Estado Alemán. Sin embargo, los abogados y los acongojados «familiares de la víctimas» rechazaron indignados la oferta por encontrarla «muy baja»... ¡Querían 25.000 millones de dólares!

    Un gigantesco monumento destinado a Berlín es quizás un punto culminante en los medios de esta campaña pro-holocáustica. Aquí en Chile se realizan exposiciones todos los años sobre el asunto y hasta tuvieron el poder de proponer quitarle el nombre a la calle Mariscal Petáin por su relación con el Nazismo. Existe además, un proyecto para fundar aquí un «Museo del Holocausto», financiado en gran medida con dineros públicos. La campaña sigue, y sigue, y sigue...

    Pero por sobre todos estos propagandismos siempre estará la Verdad, aún cuando esté momentáneamente en manos de pocos. Tal como la falsedad de su Nación-Estado, la fantasía apocalíptica del Sionista no durará demasiado con el pasar de los años, pues llegará el momento en que caiga con su insostenible economía israelí.

    Y por sobre las fábulas de muertos por millones y de cámaras de gases estarán documentos tan indesmentibles como los Informes de la Cruz Roja, al final de la guerra; ellos tuvieron acceso durante todo el conflicto a los Campos sin que jamás reportaran las atrocidades descritas. Además, sus informes señalan feacientemente que los judíos muertos durante la guerra cayeron en los bombardeos, en los Campos que quedaron incomunidados por la destrucción de las vías y por la epidemia de tifus que mató por igual a todos, alemanes, polacos o judíos.

    Ahora, la última arremetida ha sido contra Argentina, la segunda nación del mundo en población judía. Los misteriosos atentados contra edificios judíos de Buenos Aires han servido de excusa para generar en Argentina una psicosis colectiva; un «miniholocausto» local. Se han hecho intentos, además, por perfilar una figura legal de «genocidio de judíos» durante los gobiernos militares de Argentina de 1976 a 1983, del cual los Sionistas sacarían jugosas compensaciones y grandes progresos en su siniestro Plan Andinia, destinado a fundar una segunda Israel en la Patagonia argentina y chilena.


    LINKS RECOMENDADOS:
  • Revisionismos
  • Solavaya


  • 10 comentarios:

    1. muy buena información...les comento que yo soy de las personas que fue censurada por tratar este tema en un foro en el que promulgaba la libertad de pensamiento y expresión y que se llama AGUJERO NEGRO...
      Eliminaron el posteo antes de que alguien pudiera verlo, eliminaron el segundo posteo que hice pidieron explicaciones y por último me eliminaron la cuenta al darse cuenta que sus argumento, por los cuales decían haber decidido eliminar la cuenta, carecían de valor alguno.

      Saludos...y apoyo la libertad de expresión.

      ResponderEliminar
    2. A mi me han expulsado de Mundohistoria, Wikipedia y Youtube, borrando comentarios, cuentas y videos a pesar de que no había nada en el reglamento que lo justificara. La falta de fe en el Holocausto se paga con la peor INTOLERANCIA al que piensa diferente. Para el Lobby y asociaciones judías no debe existir dos formas de ver un hecho histórico. Se reprime con la ley y a veces con la violencia (bombas, disparos y palizas de la JDL o juicios de la ADL) al que no cree en el Holocausto.
      Os recomiendo ver los videos en mi canal de youtube ya que tengo material inédito y traducciones de videos revisionistas. Saudos, ZEE

      ResponderEliminar
    3. He actualizado recientemente mi canal que fue censurado por los judíos. A mi me gustaría creer en el Holocuento pero me lo ponen demasiado dificil. Por ejemplo creo en la masacre de Kathyn porque aparecieron miles de cuerpos en fosas comunes con un tiro en la nuca. Creo en el Holodomor y en el genocidio armenio, porque ahí también aparecieron miles y miles de muertos, pruebas físicas y documentos. El problema con el Holocuento es que nos dicen que los muertos eran MILLONES y se desvanecieron. Entonces pedimos pruebas físicas de las cámaras de gas y hornos industriales gigantes que dicen se usaron. Ellos contestan que las cámaras de gas también se desvanecieron, no quedaba ni una, por eso los soviéticos construyeron una parecida, como ya lo ha admitido el director del Museo de Auschwitz. Los hornos industriales también se esfumaron pero tenemos otros construidos por los soviéticos aunque son hornos normales. Entonces denme los planos de la cámara de gas y de los hornos!! Tampoco, también se desvanecieron. De modo que no solo no hay pruebas físicas del asesinato, sino que no hay pruebas de que se eliminaron las pruebas. Todo lo que quedan son testimonios y eso es lo que menos pesa en una investigación criminal frente a peritajes y pruebas físicas. Los testigos pueden mentir o contradecirse, pero la ciencia no miente, por eso entre todas las autopsias que hicieron los aliados nunca apareció ni un gaseado, NI UNO. Porque eso es mas dificil de falsear que un relato de un judío o una confesión obtenida bajo tortura.

      ResponderEliminar
    4. informacion muy interesante, y bastante reveladora, yo desde hacia tiempo venia siendo un poco anti-sionista, por que no me parece nada justo las barbaridades que estan haciendo con sus vecinos, pero ya con esto cada vez mi postura esta mas reforzada, no estoy en contra de los judios, estoy en contra de los extremistas judios...

      ResponderEliminar
    5. Muy interesante. Yo acabo de publicar mis dudas en una página judía de Facebook. aguardo ansioso las respuestas, aunque ya imagino el tenor de las mismas.
      Saludos amigos ya seguir luchando por que esta mentira no siga siendo tomada como una verdad.

      ResponderEliminar
    6. Respecto al informe Leuchter, Wikipedia dice que es falso y su autor fue acusado y condenado por no tener conocimientos ni certificados que lo acrediten como ingeniero. Sé que no es una fuente muy confiable, pero no tengo otras con qué comparar. ¿Ideas?

      ResponderEliminar
    7. Wikipedia es Sionista, y Leuchter fue acusado y condenado por la Mafia Sionista. En ningún momento se hizo una refutación real y científica de los datos científicos del informe. Sólo se hicieron objeciones que se iban por la tangente.

      Tengo entendido que luego se hizo una especie de "Informe Leuchter II", para contestar las críticas, y éste nuevo nuevo informe no ha sido refutado (de cualquier modo, el contenido del primer informe tampoco había sido refutado adecuadamente; se siguió, como siempre, la sucia estrategia del que no tiene argumentos reales: acudir a la argumentación "ad hominem", es decir, desacreditando A LA PERSONA).

      ResponderEliminar
    8. YA ES HORA DE QUITARLE EL CHEQUE EN BLANCO A LOS SIONISTAS JUDIOS QUE MEDIANTE EL SUPUESTO HOLOCAUSTO ESTAN LLEVANDO A NUESTRO PLANETA AL EXTERMINIO. HAY QUE REALIZAR UNA INVESTIGACION HISTORICA-FORENCE DONDE LAS PRUEBAS SALGAN A LA LUZ Y ASI SALVAR AL PUEBLO ISRAELI Y A TODO EL MUNDO DE LA DESTRUCION QUE NOS ESTAN LLEVANDO LOS SUSPUESTOS ELEGIDOS DE DIOS.

      ResponderEliminar
    9. Yo opino realmente que tal vez el holocausto fue cierto en algun sentido o pequeña cosa, pero no como lo cuentan las peliculas, la mayoria de estas tienen actores francese, ingleses y hasta americano, osea tienen actores de los paises aliados, los que ganaron la guerra cuentan la historia, si hubiese sido al reves ¿Japon hubiese hecho un escandalo acerca de las bombas de hiroshima y nagasaki? Asi como los otros le hicieron sentir a alemania que era horrible y todo eso?....talvez no tenga razon, tal vez soy credula en muchos aspectos pero en mi opinion, al ver ese tipo de peliculas, no me causan nada, es como si fuera un cuento y lo es Hitler hizo muchas cosas buenas por alemania, cualquiera que tuviera poder de hacerlo lo hubiese hecho

      ResponderEliminar

    Los comentarios son moderados, para evitar trolls.