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sábado, 24 de enero de 2009

Decálogo del Refutador

Fenómenos comprobablemente extraterrestres
CÓMO PROCEDE EL REFUTADOR PARA DESMENTIRLOS
La paradoja de la refutabilidad de lo irrefutable

Por el Comandante Clomro.


Ante cualquier caso OVNI cuyos testimonios y evidencias físicas puedan demostrar su naturaleza extraterrestre, es muy sencillo hacer que la gente dude o de plano no crea, y los refutadores saben muy bien cómo manejar la información para que eso suceda. Como «guía para el aprendiz de refutador» (escéptico y ocultador de la verdad), hay una serie de principios infalibles para desmentir casos, desprestigiar testigos y lograr incredulidad pública, que se han venido dando de Roswell en adelante. Para quien desee ser, desde abajo, un eficiente colaborador de los altos niveles de desinformación pública, aquí tendrá las orientaciones necesarias.


LOS DIEZ PRINCIPIOS DE LA ACTIVIDAD REFUTADORA

  • 1- EL PRINCIPIO DE TENDENCIA A LA POLÉMICA
    Si alguien presenta un testimonio, el público estará bien predispuesto a darle crédito sin objetar lo que diga, en tanto nadie presente una versión que ponga en duda su palabra. El refutador sabe que «llevar la contra» llama la atención (debido a la natural tendencia del público a prestar oídos a la polémica), por lo que cuenta con la ventaja de que su desmentida, por infundada que sea, colocará en duda los argumentos de la fuente a refutar, por sólidos y comprobables que ellos sean.

  • 2- EL PRINCIPIO DE MANEJO DE DATOS Y RUMORES FALSOS
    Convertir un tema por evidencias indiscutible, en arena de la discusión, no prosperaría, haciendo a esa arena estéril para el refutador, si ella no fuera irrigada y fertilizada con datos y rumores —verdaderos o falsos, no importa mientras sirvan al propósito— que induzcan al público a la duda o el descrédito. En caso de comprobarse la falsedad de los datos, el refutador, con sólo admitir «haberse equivocado», quedará libre de culpa, pero el daño ya estará hecho y habrá logrado su propósito de convertir en cuestionable al blanco de su ataque.

  • 3- EL PRINCIPIO DE NO OBLIGATORIEDAD DE VERIFICACIÓN DE DATOS Y RUMORES DE DESCRÉDITO
    Si las versiones que descalifican al testigo son ciertas o no, al refutador, el público no le exige que lo verifique, porque da por sentado que si está para refutar, usará cualquier argumento para mantener su oposición, por dudoso que sea. Como el refutador sabe que el público le da este handicap, lo aprovecha sosteniendo lo dudoso que desacredita al testigo hasta que del lado de éste alguien demuestre lo contrario. La «obligación» de demostrar la falsedad de los datos o rumores contra el testigo, para el refutador —y para el público— es tarea de aquél y de quienes lo apoyen.

  • 4- EL PRINCIPIO DE CONCESIÓN PÚBLICA DE FACULTADES PARA DESACREDITAR AL TESTIGO Y LA EVIDENCIA
    El refutador usa y abusa de cualquier trascendido infundado con que pueda cumplir su labor descalificadora, sin que nadie le exija un manejo serio y responsable de la información, porque él es conciente de que está públicamente conceptuado como ni serio ni responsable en tal manejo. El público le hace al refutador esa concesión, porque comprende que alguien debe cumplir el rol de aportar todos los elementos contrarios a lo que expone el testigo, siendo que la gente toma al refutador no como un evaluador de esos elementos, sino como mero instrumento para que ellos sean dados a publicidad y luego sean evaluados por quienes tengan la función de esclarecer el asunto. No se ve al refutador como un «esclarecedor», sino como alguien que propone otro punto de vista, que propicia la confusión, de la cual, duda mediante, deberá salir la claridad, pero no a través de él ni del testigo, sino de la referida «autoridad» cuya palabra final siempre quedará en suspenso. Y el refutador saca máximo provecho de esto, dejando para sus antagonistas la verificación de los datos, mientras que él se limita a divulgarlos sin necesidad de verificar absolutamente nada.

  • 5- EL PRINCIPIO DE IMPERSONALIDAD DE LAS VERSIONES DESCALIFICADORAS
    Si bien el refutador es públicamente considerado (por la mayoría) como un mediocre de mente cerrada, e inclusive en ciertos casos un agente encubierto de ciertas organizaciones ocultadoras de evidencias extraterrestres (sea esto cierto o no), no por eso lo que introduzca al debate sobre un determinado caso va a carecer de efectos devastadores para la credibilidad de lo que se discute. Porque llega un momento en que, para el público, en cuanto a datos o rumores contra lo atestiguado, no queda ni claro ni recordable quién lo dijo —es decir, el refutador, lo que sería suficiente para no creer en lo que él diga—; quedará como que «se dijo», no importará por vía de quién. Lo que el refutador dijo, ya no queda estrictamente ligado a su persona: asume autonomía, termina siendo «de nadie», algo impersonal dando vueltas de boca en boca, que no se sabe de dónde salió, pero que quedará instalado como una opción a tener en cuenta a lo largo de la discusión, incluso a lo largo de los años.

  • 6- EL PRINCIPIO DE DIFAMACIÓN
    Si el testigo es alguien de inobjetable calidad humana, y aparece un rumor que ponga en duda su reputación (y credibilidad), el refutador no comprobará la veracidad del rumor, y lo reproducirá. De toda versión que contradiga a ese rumor y que apoye la buena honra de la fuente, el refutador no hará la mínima mención.

  • 7- EL PRINCIPIO DE EXPLOTACIÓN DE DESMENTIDAS «OFICIALES»
    Si voceros gubernamentales, militares u otros hacen cosas tales como cambiar en el sitio del incidente aéreo, la evidencia de restos metálicos extraños (luego desaparecidos sin rastro...) por un globo sonda, o comunicar que el objeto zigzagueante era un nuevo prototipo de tal base aeronáutica, el refutador sabe que apoyando lo dicho por esas fuentes, no necesitará argumentos propios para oponerle al caso en cuestión. Por lo tanto deberá sacar partido de todo lo que «oficialmente» se comunique para desmentirlo. Esto le dará una imagen de «respetabilidad» (e inmunidad) por parte de las «autoridades», y le abrirá puertas en los medios de comunicación donde será considerado «serio», pese a que para el público esa complicidad con los poderes establecidos sea carente de toda seriedad investigativa.

  • 8- EL PRINCIPIO DE USUFRUCTO DE LA AUSENCIA DE AUTORIDAD CON VEREDICTO FINAL
    El refutador no tiene la mínima autoridad para desmentir una prueba: eso es algo que, según el público tiene entendido, debe ser determinado por alguna autoridad en la materia. Pero el refutador sabe que su tarea estará cumplida: habrá hecho que lo indiscutible fuera puesto en discusión, y con ello será suficiente para él, pues agitadas las aguas, por más que muchos le hayan creído al testigo, también serán muchos los que no sepan qué creer.
    Esa «autoridad» que la gente tiene entendido que debe ser quien tenga la última palabra, la «oficial», el veredicto que confirme o desmienta un caso, nunca aparecerá, y como el refutador sabe que esto es así, aprovechará para desmentir todo lo que pueda, sin que la referida autoridad —por ausencia— ponga en riesgo esa tarea desinformativa. Al saber que el público sólo le dará la razón al testigo cuando la «autoridad» convalide su testimonio (es decir, nunca), el refutador aprovechará ese vacío dejado para llenarlo como único beneficiario de la polémica.

  • 9- EL PRINCIPIO DE PROTAGONISMO MEDIÁTICO
    El testigo es alguien que ha tenido una experiencia concreta y la presenta; si va a los programas o le hacen entrevistas en medios gráficos, es porque él ha sido protagonista de algo. Ese protagonismo no se extiende más allá del hecho: cuando él lo expone en los medios de comunicación, dice haber protagonizado algo que pasó; ya no es «protagonista», a no ser mediáticamente, pero esto como producto de lo que verdaderamente le importa al público a nivel protagónico por parte del sujeto, y que es su vivencia. El refutador no ha participado en el hecho, no ha tenido protagonismo alguno en el caso que se está tratando, y sin embargo emite su juicio sobre lo que no ha visto. Su único «protagonismo» consiste en ser alguien públicamente conocido como contraparte de quien sea que exponga su experiencia personal; alguien invitado permanentemente a programas o consultado por la prensa gráfica «para que haya polémica», pues «hace falta» que alguien contradiga al testigo «para hacer más entretenido el show» (porque para los medios el asunto, por extraterrestre y trascendental que pueda ser para la humanidad es un «show» más, al cual exprimir durante los quince días que sea tema de actualidad). Por lo tanto, el refutador no puede competir en cuanto a protagonismo, con el rol protagónico del testigo en el hecho que relata; sólo puede poner en competencia su protagonismo mediático (que el público ya conoce y que es su aval) contra el protagonismo mediático del testigo, que es nuevo y escaso. En esta pugna, el escéptico sabe que lleva la mejor parte, porque él ya es «alguien» para el público desde hace tiempo, mientras que el testigo es «nadie»; «un buscador de fama», dirá el refutador para terminar por desacreditarlo.

  • 10- EL PRINCIPIO DE BORRADO DE ANTECEDENTES

  • Aunque son numerosos los casos en que no quedó otra explicación posible que la de naturaleza extraterrena, el refutador procurará que la memoria del público no sea reactivada, planteándole, en cambio, la tesis de que «nunca se demostró nada»; todos los testimonios que se aportaron a lo largo de décadas, para el refutador sencillamente «no existieron», y tratará de que eso crea el público. De esta manera, cada vez que la evidencia de un caso cubra las exigencias del público para ser creíble, en cualquier caso posterior ese antecedente será hecho olvidar por el refutador, haciendo que en estos temas siempre todo sea un repetido «volver a empezar». Pese a que los creyentes en la extraterreneidad del fenómeno OVNI suelen rondar los tres cuartos en las encuestas, el refutador planteará siempre las cosas como si acaso fuera cierto que «la gente no cree» o «duda», para simular que cuenta con respaldo de un «mayoritario» público escéptico o no definido, por falta de «evidencias», cuando justamente por abundancia de ellas el único público mayoritario es en realidad el creyente; realidad ésta que, con el borrado de evidencias en su discurso, el refutador pretenderá contradecir aún sabiendo la mentira de ello.

    Cada uno de esos principios puede resumirse en unos elementales «mandamientos»:


    DECÁLOGO DEL REFUTADOR

    1- Generarás polémica.
    2- Usarás datos que descalifiquen aunque puedan ser falsos.
    3- No verificarás si los datos usados son falsos.
    4- Asumirás abusivamente el rol de «contra» que el público espera que cumplas.
    5- Desacreditarás, aunque el público rechace lo que digas, hasta que termine por creerlo posible al olvidar que fue tuyo.
    6- Difamarás.
    7- Avalarás toda fuente «oficial», en complicidad con los poderes establecidos.
    8- Llenarás con tu labor descalificadora el vacío de autoridad en la materia.
    9- Desfilarás por los medios para que tu protagonismo en ellos se imponga sobre los desconocidos a que ataques.
    10- Repetirás siempre que «nunca nadie presentó prueba alguna», para convencer de ello a los no informados de las pruebas ya presentadas.

    Comandante Clomro
    12 de agosto de 2001
    Derechos Irreservables: reprodución obligatoria

    Pseudo-Escepticismo

    Artículo de Wikipedia.


    Los términos pseudoescepticismo y escepticismo patológico son usados para referirse al fenómeno que se da cuando ciertas formas de escepticismo se desvían de la objetividad y neutralidad científica. El uso del término ha estado circunscrito en la discusión filosófica por más de un siglo, pero ha sido sólo hasta hace poco que ha sido objeto de intentos sistemáticos de definir y delimitar el concepto. El análisis mejor conocido ha sido llevado a cabo por Marcello Truzzi, quien en 1987 manifestó:
    En tanto que el «escepticismo» se refiere más bien a la duda que a la refutación —al dudar más que al creer— los críticos que toman una posición negadora en vez de una agnóstica son en realidad pseudoescépticos.


    CARACTERÍSTICAS DE LOS PSEUDO-ESCÉPTICOS

    El primer análisis extenso del término «pseudoescepticismo» fue llevado a cabo por Marcelo Truzzi, catedrático de sociología en la universidad de Eastern Michigan, quien en 1987 postuló que los pseudoescépticos muestran las siguientes características:
  • La tendencia a más bien negar que a dudar.
  • Usar una doble vara de medir en sus análisis críticos.
  • Emitir juicios sin una completa investigación.
  • La tendencia a desprestigiar más que a investigar.
  • Uso de ataques ad hominem.
  • Presentación insuficiente de evidencias o pruebas.
  • Referirse peyorativamente a los que proponen determinada disciplina como «promotores», «pseudocientíficos» o practicantes de «ciencia patológica».
  • Al censurar asumir que no es requerido el deber de la prueba.
  • Hacer contraargumentos no comprobados.
  • Contraargumentar basándose en lo que parece más razonable o plausible en vez de en la evidencia empírica.
  • Insinuar que una evidencia poco convincente es un fundamento para descartarla.
  • Tendencia a descartar «toda» evidencia.

  • ESTUDIOS ACADÉMICOS

    Un curso de primavera en la universidad de Colorado, «Lindes de la Ciencia» que «examina la evidencia de fenómenos paranormales, y razones para el escepticismo», incluye un capítulo que muestra «como un sano escepticismo puede ver a través de asertaciones infundadas, y como el escepticismo patológico puede trabajar en contra de una honesta investigación científica».

    El Laboratorio para Avances en la Conciencia y la Salud de la Universidad de Arizona, liderado por el catedrático Gary Schwartz, afirma proporcionar «un foro serio en el que llevar a cabo una investigación sistemática en escepticismo patológico, correlaciones ilusiorias, y autoengaño en la ciencia, la sociedad, y las relaciones humanas». La investigación en el laboratorio sobre «el rol del propósito consciente en el vigor de la medicina y la curación, y en la posibilidad de la supervivencia de la consciencia después de la muerte física» ha sido criticado en el Skeptical Inquirer porque no tuvo en cuenta explicaciones que no fuesen paranormales en las observaciones registradas.

    El etnólogo David J. Hufford de la universidad del estado de Pennsylvania utiliza el término «escepticismo radical» para referirse a los prejuicios y discriminaciones que según él adoptan muchos —quizá la mayoría— de los científicos académicos. Después de leer y analizar los trabajos de muchos escéticos y debunkers, Hufford sostiene que se puede encontrar rápidamente:
    invocaciones a la autoridad, falacias post hoc, argumentos ad hominem y un amplio abanico de otros prejuicios cognitivos. No obstante, debido a que esta dimensión inductiva del análisis académico normalmente no presenta a escrutinio y debido a que una gran parte del trabajo consistente en enmarcar las preguntas y establecer las fronteras para el discurso académico sobre 'lo sobrenatural' en una gran medida se estableció entre varias generaciones... y varios siglos atrás... la parcialidad sistemática de esta tradición hoy en día opera de forma casi invisible.


    HISTORIA DEL CONCEPTO

    El término «pseudoescepticismo» parece tener sus orígenes entre el siglo XIX y comienzos del XX.

    El 31 de agosto de 1869 el filósofo suizo Henri Fréderic Amiel escribió en su diario:
    Mi instinto está en armonía con el pesimismo de Buddha y de Schopenhauer. Es una duda que nunca me abandona, incluso en mis momentos de fervor religioso. Para mí la naturaleza es desde luego maya; y la miro, como si así fuese, con los ojos de un artista. Mi intelecto permanece escéptico. ¿En qué creo entonces? No lo sé. Y ¿qué es lo que espero? Sería dificil de decir. ¡Tonterías! Yo creo en la bondad, y espero que el bien prevalezca. Debajo de mi irónica y decepcionada persona hay un niño escondido - una criatura honesta, triste, simple, que cree en los ideales, en el amor, en la divinidad, y en todas las supersticiones sagradas. Todo un milenio de poemas duerme en mi corazón; soy un pseudoescéptico, un pseudo-burlador.
    En 1908 Henry Louis Mencken escribió acerca de la crítica de Friedrich Nietzsche sobre el filósofo David Strauss que:
    Strauss ha sido un predicador pero ha renunciado a los hábitos y se ha establecido como un crítico profesional del cristianismo. Él ha trabajado con buenas intenciones, sin ninguna duda, pero el resultado final de su agnosticismo orgulloso de sí mismo fue que sus disciplinas estaban tan autosatisfechas, eran tan intolerantes, y estabab tan llenas de prejuicios aún presentadas bajo el atuendo del agnosticismo como habían estado antes de......... El ojo de Nietzsche vio esto en el primer pequeño folleto «David Strauss, der Bekenner und der Schriftsteller» («David Strauss, el confesor y el escritor»).......
    John E. Sitter, catedrático de inglés de la universidad de Notre Dame, utilizó el término en 1977 en una discusión de Alexander Pope: «La intención de Pope, creo, es dar una reprimenda al escepticismo del lector - el pseudoescepticismo del demasiado confiado 'tú'...».

    El término «pseudoescepticismo» fue popularizado y descrito por Truzzi en 1987, en respuesta a grupos escépticos que aplicaban la etiqueta «pseudocientífico» a disciplinas que Truzzi pensaba que mejor deberían ser descritas como protociencias.

    El divulgador científico C. Eugene Emery, Jr. comparó el grado de escepticismo de artículos de materias pseudocientíficas en enciclopedias de distribución digital. Él llamaba a dichos artículos «pseudoescépticos» si sólo se hacía notar o se sugería que la materia era «contenciosa, pero pudiendo ser que el autor no supiera por qué».


    CONTROVERSIA EN TORNO AL CONCEPTO

    La «Society for Scientific Exploration» (SSE) (Sociedad para la Exploración Científica) ha sido criticada por el divulgador científico Michael Lemonick por ser «extrema» pero también por mostrar «una sorprendente actitud escéptica».

    Un miembro de la SSE, L. David Leiter, cree que el escepticismo organizado podría ser llamado pseudoescepticismo patológico. De acuerdo con Leiter, la etiqueta «escéptico» «se aplica a alguien cuyos procesos mentales apuntan continua e inflexiblemente en la dirección de la duda». Él argumenta que hay miembros de ciertas organizaciones escépticas, que «en vez de llegar a tener un pensamiento científico, se convierten en seguidores del cientifismo, el sistema de creencia en el cual la ciencia y solo la ciencia tiene todas las respuestas para todo» y aunque muchos pseudoescépticos no están por la labor de invertir tiempo en «leer de manera significativa en la literatura de las disciplinas sobre las cuales son más escépticos».

    A veces, alguos grupos se acusan unos a otros de ser pseudoescépticos. En relación a las etiquetas de «dogmático» y «patológico» que la «Association for Skeptical Investigation» (Asociación para la Investigación Escéptica) utiliza referiéndose a las críticas de investigaciones paranormales, Robert Todd Carroll del «Skeptic's Dictionary» (Diccionario Escéptico) dice que esa asociación «es un grupo de investigadores y simpatizantes pseudoescépticos que no aprecian la crítica de estudios de fenómenos paranormales por auténticos escépticos y pensadores críticos».


    Dirección del artículo:
    http://es.wikipedia.org/wiki/Pseudoescepticismo

    domingo, 14 de diciembre de 2008

    La Corriente Dominante en la Ciencia y la Teoría del Antiguo Astronauta

    Las críticas hacia la Teoría del Antiguo Astronauta son muchas veces nada más que subjetivas opiniones de académicos que hacen caso omiso de los principios fundacionales de la ciencia.

    Por el Dr. Johanes Fiebag † y Peter Fiebag (Alemania)
    www.sagenhaftezeiten.com/fiebag/


    «Damas y caballeros, ustedes posiblemente no piensan que yo haya podido obtener una cátedra por las cosas que estoy ahora presentando aquí. Yo me encontraba en doce diferentes listas alemanas de solicitud. Mi petición era rechazada en todas partes debido a que temían que yo pudiera ser el hazmerreír de la investigación de la biología alemana. Por lo tanto, primero tenía que ganar mi reputación haciéndome un nombre en la Oceanografía, hasta que lograra una cátedra. Luego pude dedicarme a lo que yo siempre quise. Y eso, señoras y señores, es la verdad».

    Esta cita de una conferencia de 1987 dada en un simposio internacional [1] por el Prof. Dr. R. Riedel, presidente del Instituto Zoológico de Viena, parece ser la terriblemente sintomática actitud actual en la ciencia moderna: a nadie se le permite ya decir lo que realmente piensa. Más específicamente, para alcanzar la cima de cualquier campo de la ciencia, a uno sólo se le permite impartir la sabiduría que está «pre-aceptada» o «permitida». Dogmáticos, fosilizados, auto-ratificados, auto-celebrados, los sistemas universitarios casi nunca permiten pensadores de vanguardia para los puestos de dirección. Ellos son vistos como disidentes. El resultado de esta actitud dominante en la educación es que esos recientemente entrenados «científicos» carecen por completo de un eje interdisciplinario. Un triste estado de cosas, en efecto.

    En 1991, un terremoto periodístico retumbó por la comunidad científica internacional: «Descuido, Falsificación y Arrogancia» ponía el titular del reputado periódico alemán Frankfurter Allegemeine [2], cuando informó acerca de una serie de escándalos en la investigación científica. Por ejemplo, durante un experimento de biología en los Estados Unidos, una simple lapicera negra fue usada para pintar manchas en la piel de ratones blancos para falsear y «documentar» fotográficamente un exitoso trasplante de piel. Enredado en este penoso asunto, estaba el ganador del Premio Nobel, Presidente de la Universidad Rockefeller de Nueva York, y biólogo molecular Prof. David Baltimore y su protegida, la profesora de biología Tereza Imanishi-Kari. La última incluso publicó sus supuestos experimentos con ratones transgénicos y «los resultados» en la publicación científica Cell, en 1986.


    UN REGUERO DE SORPRENDENTES INCONSISTENCIAS

    Poco después, Margot O'Toole, una joven científica que trabajaba en el laboratorio de Imanishi-Kari, se encontró con un reguero de inconsistencias. ¡Ella se dio cuenta de que tal experimento crucial, supuestamente realizado por su superior, Imanishi-Kari, nunca tuvo lugar! Extrañamente, Frankfurter Allgemeine nunca publicó una retractación. ¿Su explicación? No importaba - el trabajo de investigación contenía sólo «errores menores». Pero los biólogos Walter Stewart y Ned Feder también encontraron mayúsculas contradicciones entre los supuestos datos obtenidos experimentalmente y su interpretación, y John Dingell, un miembro de la Cámara de Representantes americana, lo denunció.

    Comenzaron otras investigaciones, se mantuvieron sesiones, y finalmente incluso la CIA se involucró, secuestrado mediciones falsificadas y notas del laboratorio. Sólo llegado a ese punto fue que David Baltimore decidió disculparse públicamente con Margot O'Toole después de destruir su carrera científica. Según Baltimore, la comprensión de que Tereza Imanishi-Kari había trabajado con datos falsificados era «impactante y entristecedora». A pesar de esto, Baltimore, que fue acusado de dar falso testimonio deliberadamente, conservó su puesto como Presidente de la Universidad Rockefeller. La Prof. Imanishi-Kari continuó enseñando en la Universidad Tufts. Según Frankfurter Allgemeine, ¡«un famoso colega» criticó la conducta de Margot O'Toole hacia su superior, declarando que la carrera y reputación de un investigador siempre tiene precedencia por encima de la exactitud científica (!) y siendo científicamente preciso!


    LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD

    La mayoría de los investigadores internacionales guarda silencio sobre el tema de la integridad científica. Es tabú. Sólo unos pocos, como el conocido bioquímico Paul Doty [3] critica abiertamente estas condiciones señalándolas como alarmantes y de una divergencia monstruosa con los principios fundadores de la ciencia. Todo científico, dice Doty, tiene el deber y la obligación de buscar enérgicamente la verdad incondicional. Sin embargo, las comisiones de investigación están ocupadas por simpatizantes de Imanishi-Kari que, encima de todo lo demás, entregan informes cruciales demasiado tarde, dilatando deliberadamente las publicaciones por más de un año. El siguiente comentario en el Frankfurter Allgemeine [4] consigna correctamente que «estos incidentes han demostrado claramente que el desmoronamiento de la correcta investigación científica está muy avanzado. La investigación y el desarrollo se ha vuelto nada más que un negocio lucrativo para muchos en el que no es de acceso prohibido ser incluso científicamente criminal».

    Una conclusión tan fría podría ser considerada un poco exagerada si no fuera por una serie de otros acontecimientos escandalosos: el asunto que rodea al supuesto descubridor del SIDA, Robert Gallo, o el descarado escándalo sobre «la fusión fría». También fue recientemente revelada la sorprendente malversación de millones de dólares del presupuesto federal americano reservado para la investigación científica que fue usado en cambio por profesores de las universidades de elite para sus propios viajes de vacaciones caribeñas, joyería, viajes de golf o caras visitas a la ópera y teatros. ¿Qué más podría sacar a la luz una investigación completa del destino final de los fondos de la investigación científica...?

    Los representantes de la ciencia ortodoxa han acusado a menudo a la Teoría del Antiguo Astronauta —y a Erich von Däniken, en particular, como uno de sus defensores más populares— de estar plagada de falsificaciones, plagios, credulidad, falsa opinión, y de no reconocer la información establecida e identificable científicamente. Sin embargo, a la luz de las historias que gradualmente van surgiendo sobre las propias deficiencias de la llamada «legítima» comunidad científica, no sólo es necesaria una cuidadosa limpieza, sino que ésta requiere ser llevada a cabo a gran escala. Aquellos que están en la cima de la comunidad científica —los auto-engrandecidos, no cuestionados, irreflexivos, auto-beneficiados individuos que intentan remendar los grandes vacíos del conocimiento, que evitan las preguntas incómodas, que se dan unos a otros palmaditas en la espalda— deben ser destituidos hoy. AHORA. Si no, los principios fundacionales de objetividad e imparcialidad en la investigación están en serio riesgo de desaparecer para siempre. Las consecuencias de tal condición son imprevisibles, pero ciertamente sería un futuro nefasto para la ciencia.

    Hasta donde estos acontecimientos se relacionan con la investigación del Antiguo Astronauta, echemos una atenta mirada al Prof. Herbert Wilhelmy. Algunas de sus publicaciones e imputaciones sirven como ejemplos para una obligada y rigurosa limpieza de la ciencia. Wilherlmy estudió geografía, geología, economía y etnología y, empezando en 1942, ocupó profesorados en Kiel, Stuttgart y Tübingen, Alemania. El tufillo rancio de «profesor» lo rodea, y su libro Welt und Umwelt der Maya (El Mundo y Medio Ambiente de los Maya) [5] está entre los trabajos clásicos de la investigación maya.

    Pero si miramos el duodécimo capítulo de su libro más detenidamente (titulado «Las Influencias Extranjeras en la Civilización Maya - Especulación sobre los Primeros Navegantes y los Antiguos Astronautas»), Wilhelmy escribe: «...supuestamente, los dioses astronautas de Däniken habrían llegado del espacio a la Tierra en grandes naves espaciales hace más de 10.000 años» y que EvD hizo «una conexión entre dos lugares en su desembarco en la Tierra (...) sobre todo en la Península de Yucatán» (a saber, Palenque y La Venta). Esta frase sólo pone en evidencia el dudoso acercamiento de Wilhelmy al análisis crítico. Su libro, publicado en 1989, cita sólo Chariots of the Gods y Gods from Outer Space - publicados respectivamente en 1969 y 1970. Parece que los trabajos posteriores de von Däniken y otros autores se le han escapado completamente, sobre todo el libro exclusivamente dedicado a los mayas publicado por EvD en 1984: El día que llegaron los dioses (todavía no disponible en inglés) [6]. En ningún otro campo de investigación sería aceptable citar solamente trabajos de casi veinte años de antigüedad ignorando por completo al mismo tiempo las publicaciones subsecuentes. Nadie podría hoy ofrecer argumentos legítimos basados en el conocimiento de 1970 con relación a la tecnología del viaje espacial, biología (es decir, tecnología genética), informática o astronomía. Tal ejercicio sería fútil. ¿Pero esto está permitido en la investigación maya? ¿Cómo es?


    LA AFIRMACIÓN DE ESTAR EXCLUSIVAMENTE EN LO CIERTO

    Wilhelmy comete su segunda falacia al afirmar que su punto de vista es la única respuesta correcta. Él críticamente «echa por tierra» la descripción de von Däniken de un monolito (representado aquí) de La Venta (Villahermosa, México) sobre el que EvD escribe: «Allí se encuentra un monolito diestramente trabajado en el que está representada una serpiente o incluso un dragón (...) dentro de la criatura hay un ser sentado (...) sus pies están sobre pedales, su mano izquierda está sobre una palanca (...) Su cabeza está cubierta con un ajustado casco (...) justo delante de sus labios hay alguna clase de dispositivo que puede identificarse como un micrófono (...)» [7]

    Wilhelmy comenta: «Desgraciadamente, las ilustraciones que vemos en el libro de von Däniken son de una calidad bastante pobre, tanto así que cuando se la compara con el monolito original de Villahermosa, uno reconoce que ésta no es la representación de un dragón sino la de una gigantesca serpiente que está custodiando un sepulcro o un sarcófago con una persona muerta y agachada en su interior». [5]

    En efecto, algunos de los atributos —por ejemplo, los cascabeles en su cola— indican una serpiente gigantesca. ¿Pero cómo podemos descifrar inequívocamente la imagen de una «persona muerta»? ¿Quién lo dice? ¿Son también de «calidad bastante pobre» las ilustraciones que se encuentran en las publicaciones científicas, especialmente cuando otros arqueólogos reconocen a la bien conocida deidad Kukulkán en esta versión? Y para ellos, él no está «muerto», o dentro de un «cámara mortuoria». ¡Muy por el contrario! Él está muy vivo, pareciendo sostener una vasija de incienso. [8]

    A pesar de las debilidades obvias de estos argumentos, los periódicos se apresuraron a divulgar esta llamada «refutación». Por ejemplo, Hans Schönfeld escribió en el Berliner Zeitung, refiriéndose a EvD: «...el autor de ciencia-ficción puede ser refutado fácilmente. Él sostiene que viajeros espaciales extraterrestres visitaron la Tierra hace más de 10.000 años. ¡Pero el monolito del dragón que él describe en La Venta sólo tiene entre 2.000 y 3.000 años de antigüedad!» [9] La Carta al Editor de EvD («¿Dónde feché yo el monolito de La Venta en 10.000 años?») [10] nunca fue publicada por el periódico. Al parecer, la corrección de un error no debe de ser un procedimiento usual...

    Le serviría mucho a Wilhelmy y a otros críticos considerar en sus ataques futuros la explicación del famoso investigador de la cultura Maya, Prof. Dr. Jeremy A. Sabloff [11]: «Los arqueólogos de hoy de repente piensan que las creencias previamente acorazadas de objetividad puramente científica se han vuelto insostenibles cuando se está investigando el pasado. Ellos han comprendido que la investigación arqueológica está ahora indudablemente influenciada por opiniones absolutamente teóricas y subjetivas de aquellos que la llevan a cabo. Esto no es sino una abominación de la verdadera ciencia. Tal conducta debe detenerse cueste lo que cueste».

    Esto se aplica a otro ejemplo que Wilhelmy revela a sus lectores: Palenque. La magnífica losa del sarcófago de Palenque se ha mencionado muchas veces; también se la ha interpretado de muchas maneras. Pero Wilhelmy ofrece su propia interpretación, que él afirma es indubitable: es el dios del maíz, Yum Kax. Cualquier otra explicación, según Wilhelmy, es pura tontería.

    Según Wilhelmy, EvD está manipulando a sus lectores sugestivamente, puesto que él «ve la tapa del sarcófago del lado equivocado, a saber del lado largo (...) Sin embargo, la posición de la tapa en la estrecha cámara de la tumba y la composición total del relieve no deja ninguna duda de que el lado corto era el lado para verlo. ¡Sólo desde tal perspectiva la hechura del relieve tiene sentido!». [5] Si él no estuviera tratando el asunto tan en serio, uno se reiría a carcajadas. ¡Incluso Wilhelmy debería haber notado que el ángulo de visión que él propone hace la interpretación todavía mucho más parecida a la de un astronauta despegando hacia el espacio! Pregunta: ¿Quién está manipulando a quién aquí?


    MANIPULACIÓN

    He aquí otro ejemplo de cómo un reconocido «científico» criticará a otros, mientras permanece completamente inflexible en sus propias opiniones. Wilhelmy: «En lo que respecta al inadecuado conocimiento (de EvD) de la literatura de investigación me permito citar simplemente un ejemplo. Él habla del Sagrado Cenote de Chichén Itzá, y un segundo cenote no muy lejos, del que los habitantes del centro ceremonial sacaban su agua potable». EvD: «Estos (los cenotes) se parecen de manera asombrosa (...) incluso el nivel de agua parece ser igual (...). Sin duda, esos dos pozos son de la misma edad, y posiblemente ambos deben su existencia al antiguo impacto de meteoritos. El misterioso velo, que se extiende por encima de una circunstancia absolutamente explicable y que se ha explicado hace mucho tiempo, es una invención de la imaginación desenfrenada de Däniken. Los cenotes no son los cráteres de impacto de meteorito, sino que se formaron cuando los techos de las cavernas de caliza se derrumbaron, los cuales se extienden ampliamente por el norte de Yucatán (...) La creación de los cenotes ha sido explicada desde 1910; todos los importantes trabajos clásicos sobre la civilización Maya (...) dan cuenta de éstos y ha sido científicamente, inequívocamente, y rotundamente resuelto». [5]

    Desafortunadamente para Wilhelmy, el único hecho realmente resuelto es que hasta los científicos reputados pueden estar a todas luces equivocados - sobre todo esos que gritan muy fuerte que sus rigurosas e inflexibles creencias son correctas. El argumento «dementi-cenote» de Wilhelmy ilustra este hecho perfectamente. ¿A qué nos referimos aquí?

    Hace aproximadamente 66 millones de años, al final del Cretáceo de la Era Secundaria, los dinosaurios, junto con tres cuartos de la fauna, se extinguieron. Esta extinción ocurrió casi de la noche a la mañana. La mayoría de los geólogos que han llevado a cabo la investigación de este cataclismo supone que el impacto de un enorme meteorito dañó el medio ambiente por miles de años (partículas de hollín en el aire, importante descenso de la temperatura, roca evaporada que fue causa de lluvia ácida, etc.) ocasionando tal sorprendente extinción. Pero durante mucho tiempo, la teoría no pudo demostrarse sin el descubrimiento de un posible sitio de impacto de un meteorito de ese tamaño.

    Sin embargo, desde comienzos de 1990, esta situación ha cambiado radicalmente. ¿Dónde se encontraba el cráter de impacto? ¡En Yucatán! Antes de eso, los geólogos habían descubierto capas sumamente espesas de escombros y piedra fundida en las capas sedimentarias del período Cretáceo/Terciario en el área caribeña. Esto permitió deducir que el cráter correspondiente no podía estar muy lejos, quizás en el fondo del mar, o al sur de Cuba. En aquel entonces, en 1987, fotografías satelitales de la NASA causaron sensación; en un esfuerzo por reconstruir el sistema de suministro de agua de los mayas con la ayuda de estas fotografías, los geólogos se encontraron con un semicírculo de cenotes que mide aprox. 200 km (124 millas) de diámetro [12]. Hoy, los geólogos están bastante seguros de que este anillo (que también incluye los cenotes de Chichén Itzá) forma el borde del complejo de impacto del meteoro gigantesco. En las capas de piedra de abajo que estaban aplastadas por el impacto, el agua podía ahora circular mejor, ocasionando la disolución de la caliza en la parte superior después del impacto, ¡y esto creó los cenotes! El Cráter de Chikxulub (así llamado por un pueblo pequeño cerca de Mérida en el centro del complejo del impacto) se considera ahora que es el «Primer Candidato» en la búsqueda del responsable en provocar la extinción de los dinosaurios.

    ¡Por consiguiente, contrariamente a lo que Wilhelmy intentó sugerir, EvD (cuyas palabras textuales fueron: «...y posiblemente los dos deben su existencia al antiguo impacto de meteoritos» y NO que estos eran cráteres de meteorito) estaba realmente muy acertado! Concediendo incluso que un «erudito infalible» como Wilhelmy no podría saber lo que resultarían ser los cenotes. Pero este ejemplo demuestra cómo el aferrarse rápido como un rayo a algo «cierto» y «establecido» puede resultar ser un error. Ésta debería ser una lección de que hasta las ideas «especulativas» —de los científicos y los no científicos por igual— pueden resultar estar más próximas a la verdad que lo que anteriormente se creía.

    Una cosa está clara: se cometen y se han cometido errores, en ambos campos. La primera regla debe ser corregir los errores; no taparlos. La variedad de instrumentos y hechos comprobados a disposición de la ciencia es inmensa y también debería usarse para la investigación de la Teoría del Antiguo Astronauta - ¡y viceversa! La vigilante prudencia debe ejercerse donde sea que una hipótesis o teoría es declarada como «evidencia irrefutable» por profesores universitarios, sobre todo cuando es evidente que ha tenido lugar una manipulación. Por consiguiente, una limpieza de la ciencia siempre será necesaria, ahora y en el futuro.


    Referencias:

    [1] Schidt. F. (Hrsg.): Neodarwinistische oder kybernetische Evolution? – Bericht über ein internationals Symposium vom 15. bis 17. Juli 1987 in Heidelberg. S. 67. universitätsdruckerei Heidelberg 1988.
    [2] Schlamperei. Betrug und Arroganz. Frankfurter Allgemeine Zeitung, 5. juni 1991. s. N1.
    [3] Doty. P., in: Nature. 352. 183. 1991.
    [4] Wissenschaftshygiene. Frankfurter Allegemeine Zeitung. 12, Juni 1991. S. N1
    [5] Wilhelmy. H.: Welt und Umwelt der Maya. München, 1989.
    [6] Däniken, E.v.: Der Tag an dem die Götter kamen. München, 1984.
    [7] Däniken, E.v.: Zurück zu den Sternen. Düsseldorf-Wien, 1969
    [8] Mdl. Mitt, Prof. Dr. Gordon Whittaker. Inst. F. Völkerkunde. Univerisität Göttingen.
    [9] Schönfeld, H.: Wie der Maisgott in das Raumschiff kam. Berliner Zeitung. 13. Dezember 1989.
    [10] Däniken, E.v.: Unveröff Leserbrief an die BZ vom 22. Dezember 1989.
    [11] Sabloff, J.A.: Die Maya. Heidelberg 1991.
    [12] NASA-News. Nr. 71 vom 9. Mai 1991.


    LOS AUTORES:

    Johannes Fiebag, fallecido en 1999, estudió geología, paleontología, física y geofísica en la Universidad de Wurzburg (Alemania). Escribió numerosos artículos científicos y también varios libros sobre la Hipótesis de las Paleovisitas Extraterrestres.

    Peter Fiebag estudió filología, economía y ciencias de la comunicación en la Universidad de Guttingen (Alemania). Ha publicado gran número de artículos y varios libros en el campo de los Antiguos Astronautas.


    Fuente original de este artículo en español:
    www.antiguosastronautas.com/articulos/Fiebag04.html